Capítulo 10

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—No entiendo porque no puedo transformarme en titán —dijo frustrado Eren.

—Significa que, aunque puedes transformarte —comencé—. No basta con lastimarte.

Aunque ahora teníamos una pequeña ventaja contra los titanes, pero no sabíamos cómo usar esa ventaja, y eso nos comenzaba a frustrar, ya llevábamos algunas semanas sin tener éxito en nuestros experimentos.

Y nadie más que Hange estaba desesperada por ver la forma de titán de Eren. Por otro lado, Levi estaba realmente molesto por la incompetencia de Eren.

—¿Te he dicho que tienes un nivel de paciencia impresionante? —le dije con sarcasmo—. Es una de tus muchas cualidades.

Levi rodó los ojos.

—Si no obtenemos resultados nos quitarán la custodia del mocoso —dijo irritado.

—Dudo que la policía militar pueda hacer algo que nosotros no —respondí—. Son unos cobardes.

—Bueno en eso tienes razón —concedió—. Son unos cerdos que no saben otra cosa más que cuidar del rey.

—¿Les sirvo té chicos? —nos interrumpió Petra.

—Gracias Petra.

—Oye mocoso —dijo Levi dirigiéndose a Eren—. Es una orden, encuentra la forma de convertirte en titán.

El chico lo miró un poco nervioso.

—Si señor.

—Tal vez si lo dejaras de inti...

Un sonoro y gigante estruendo ocurrió detrás de nosotros. Para cuando volteamos Eren estaba unido a una parte de su titán, apareció parte de su torso y su brazo derecho.

—¿¡Niño que crees que haces!? —gritó alterado Auruo.

—¡No tienes permitido convertirte en titán sin autorización! —secundó Petra.

—¡Si intentas algo más te mataré sin dudar! —rugió Erd.

Gritar y alterarse no iba a servir de nada, con el semblante impasible traté de analizar la situación, a pesar del caos no vi que Eren tuviera intenciones de intentar algo más. Había algo que no estábamos viendo.

Caminé lentamente hacia Eren, vi la cara de confusión y sorpresa en su rostro.

—¡Elizabeth! —gritó Petra—. ¡Aléjate de él!

—Cálmense todos —intervino Levi.

Si el chico intentaba algo no dudaría en matarlo, pero parecía que por más que me acercara no era capaz de ver la razón de su transformación.

—¡Capitán! —chilló mi amiga—. ¡Aléjese!

Si los demás no podrían calmarse no veía cómo podría acabar la situación.

—Los que deberían alejarse son ustedes —espetó.

El escuadrón se quedó en silencio y trató de calmarse lo mejor que pudo.

—No lo entiendo —le dije a Levi—. Debe de haber algo que nos ayude a entender por qué se transformó.

—La cuatro ojos debe estar por llegar.

—¡Eren!

No había visto a Hange tan feliz desde que yo había accedido a participar como su ayudante en los experimentos.

—¡Oh! ¿¡Puedo tocar ese brazo!? —preguntó emocionada.

Eren no respondió, pero cuando la sargento tocó el brazo dio un grito de sorpresa.

Freedom | Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora