Epílogo

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Tres años después de aquella batalla a la que gente le llamó la batalla entre el cielo y la tierra, la gente poco a poco comenzó a levantarse, los sobrevivientes tuvimos una oportunidad de poder vivir en paz en un mundo donde no reinaba el miedo y el terror, un mundo donde fuéramos libres.

Levi, Claire, Petra, Hange y yo prometimos que jamás iríamos a visitar la tumba de Eren, los últimos momentos de aquella batalla fueron un infierno para nosotros, y ninguno podría olvidar todo lo que pasamos, aunque hubiéramos salvado a la humanidad nunca pudimos superar todo lo que nos hizo pasar Eren. Todos esos sacrificios, el dolor y el sufrimiento que pasamos sólo porque creímos que un niño podría ayudarnos a nuestra misión en este mundo; entendimos qué tuvimos que matarlo en el momento en el que tuvimos la oportunidad.

Eldia se reagrupó y fue dirigida por la oleada Jaeger que sobrevivió, temiendo las represalias que pudiera sufrir debido a todo lo que ocasionaron. Elida y el mundo siempre estarían en guerra, una guerra que jamás acabaría hasta que uno de los dos desapareciera de la tierra.

Pero eso no era algo por lo que alguno de nosotros le interesa, viviremos la larga vida que las personas que sacrificaron la suya querían que viviéramos.

—¡La comida está lista! —anuncié—. ¡Gabi te toca poner la mesa!

—¡Pero si yo la puse en el desayuno! —objetó—. ¡Le toca a Falco!

—¿¡De qué hablas!? —chilló el niño—. ¡Es el turno de Sarah!

—Dejen de pelear niños —los regañó Levi.

—¡Lizzie! —intervino Hange—. ¡Es una carta de Sasha!

—¿Y qué dice? —pregunté—. Levi ¿puedes poner la mesa?

Lo vi asentir y le presté total atención a Hange.

—Nos invita a comer a toda la familia a su casa... dentro de tres días —leyó—. Pide que traigamos el postre.

—Estaremos felices de ir —dije emocionada.

Me limpié las manos y me aseguré de que toda la comida estuviera en la mesa.

—¡Niños a comer! —repetí—. ¡La comida se va a enfriar!

Mientras terminaba de servir los platos apareció Claire ayudando a Petra a llegar al comedor.

—Huele delicioso Lizzie —dijo Petra.

—Muchas gracias.

Finalmente, todos llegaron a la mesa y pudimos disfrutar de lo que había preparado.

Gabi, Falco y Sarah no habían parado de jugar con las verduras de su plato.

—No jueguen con la comida —les dijo Levi.

—¡Pero la tía Hange nos enseñó un nuevo truco con los guisantes! —chilló Sarah.

Casi me ahogo con la carne, miré a Levi quien estaba furioso con mi amiga.

—¡Sarah! —gritó Hange—. ¡Era un secreto!

La niña se echó a reír.

—Vamos Levi no seas aburrido —intervino Petra—. Así estimulas sus sentidos y juegan con su imaginación.

—Casi olvido que siempre haces comentarios que aportan a la educación de los niños —dijo con sarcasmo.

—Mejor cállense los dos —reí—. Porque te toca lavar los platos a ti Petra.

Mi amiga hizo una mueca.

—Ya que —dijo rendida—. Si no lo hago Levi me mandará a dormir al sótano.

Freedom | Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora