Capítulo 8

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Cuando desperté el sol ya estaba calentando la habitación, sentí la mano de Levi acariciando mi cabeza, podría acostumbrarme a despertar así.

—¿Dormiste bien? —me preguntó.

—Mejor que nunca —respondí—. ¿Y tú?

—No había dormido en una cama desde hace años —admitió—. Fue una buena noche.

Sonreí aliviada.

—¿A qué hora es el entrenamiento? —le pregunté.

—En media hora.

Me paré de la cama sobresaltada.

—¡Y nosotros aquí acostados! —le dije nerviosa.

Levi soltó una pequeña risa.

—¿Te acabas de reír? —le dije sorprendida—. Capitán, le recuerdo que sus subordinados tienen práctica hoy.

Levi se levantó y caminó hacia mí sosteniendo mi cintura.

—Creo que mis subordinados podrán esperar a que su capitán empiece bien el día —me dijo sin quitar esa sonrisa de la cara.

—Eres imposible —le dije risueña—. Vámonos ya.

(...)

Toda la caminata del día anterior había dado frutos, ya que ya no me dolía la costilla rota, así que había dejado mi bastón de apoyo en la habitación.

—Si te cansas demasiado no dudes en decirme —me dijo Levi justo antes de llegar al campo de entrenamiento.

—Estaré bien —lo tranquilicé.

—¡Chicos! —gritó Petra.

—Hola Petra —la saludé con una sonrisa.

—¿Cómo sigue tu costilla Lizzie? —me preguntó Erd.

—La caminata de ayer me ayudó mucho —respondí.

—Hoy será entrenamiento cuerpo a cuerpo —nos interrumpió Levi—. Andando.

—Creí que habían pasado una buena noche —se quejó Petra—. ¡Este es el Levi de siempre!

—¡Petra! —la regañó el capitán.

—Deja de quejarte antes de que Levi también te rompa una costilla a ti —le dije bromeando.

Petra se rio y se unió al entrenamiento.

El día estaba soleado, y pude escuchar algunas aves cantar sobre nosotros. No sabía si alegrarme por no estar siendo destruida por las notorias habilidades de Levi, o preocupada por no poder entrenar.

Como sólo estaba de espectadora, decidí que sería mejor ayudarlos trayéndoles agua para qué al día siguiente al menos pudieran mantenerse de pie.

Le di una toalla a Petra para que se limpiara la tierra de la cara.

—Al menos te mantienes de pie —la consolé.

—¿Debería romperme también yo una costilla para que no me ataque de esa manera? —dijo en broma.

—Es que estás usando mucha fuerza —le dije—. Eres un poco más alta que Levi, debes usar eso como ventaja, concentras todas tus fuerzas en tus brazos y no dejas anda en las piernas ¿te has dado cuenta de que siempre estás en el suelo cuando te le enfrentas?

Petra me miró pensativa y asintió.

Esta vez Petra duró más tiempo en su enfrentamiento, Levi aun así le ganó, pero Petra ahora había distribuido mejor su fuerza.

Freedom | Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora