Traté de no concentrarme en los pensamientos que me vinieron los siguientes días sobre él. La cosa se me complicaba cuando me llegaban manuscritos a corregir sobre relaciones de amor odio, pero la editorial no hacía más que mandarme eso, es más, llegué hasta sugerir a mi jefe si podría adjuntarme otro tipo de historias o discursos a corregir, pero obtuve una respuesta negativa.
Ahora estaba terminando de corregir un último capítulo de una historia que se llamaba "Inefable", aunque no pude seguir, pues mi móvil comenzó a sonar y en la pantalla había un nombre que me pareció raro que llamase. Es decir, es un compañero de clase con el que hice varios trabajos y me llevo muy bien, pero solamente hablábamos en clase. A lo mejor se ha confundido.
—¿Sí? —cuestioné a sabiendas de quién era.
—¡Carlota! Soy Nico, ¿Qué tal? —estaba demasiado contento.
—¡Nico! Bien, ¿y tú? —me hice la sorprendida.
—Bien, oye una cosa... Tú eras de Tenerife, ¿no?
—¡Sí! ¿Qué ocurre? —pregunté con el ceño fruncido por lo que dijo.
—Es que estoy aquí de vacaciones con unos amigos y era por si querías venir a tomar algo
¿Voy? Tengo que acabar este manuscrito para antes del domingo y me llego por la mitad, estamos a jueves... ¿Eh...? Supongo que sí, por ir, no va a pasar nada. Además, hace varios días que no veo a Nico y nunca hemos quedado fuera de la Universidad, solo una vez, pero estaban todos los de la carrera porque salimos de fiesta juntos. Aún así, no es mala idea quedar con él, así salgo de casa y no solo para pasear a Shuri o ir a mi cafetería favorita a desconectar y hacer bocetos.
—Pues... Sí, ¿por qué no? —contesté.
—¡Genial! ¡Te paso la ubicación!
Colgué después de despedirnos y justo nada más alejar el móvil, sonó un mensaje con la ubicación. Estaban a diez minutos en coche, en la otra playa que se encuentra cerca de mi casa. Diez minutos en coche, son más de treinta minutos andando, tirando a casi una hora... Este es buen momento para recordarme que Tenerife no es Barcelona y no hay metro. También un momento ideal para buscar alguna autoescuela y así apuntarme teniendo como resultado no tener que depender de nadie en un futuro.
Aún sin saber cómo iría, me cambié. Me puse prácticamente lo primero que pille, pero que pareciese que por lo menos iba decente y no en chándal como siempre estoy en casa. Una combinación de top blanco con falda negra era el conjunto perfecto. Tampoco me arreglé mucho, simplemente me peiné para que mi pelo lacio no estuviese tan enredado. Esa es una parte que adoro de mi pelo, a pesar de que me haga mil peinados, es tan liso que es complicado que agarre forma a no ser que lleve horas y horas seguidas con otro peinado.
Una vez cambiada, me paré a pensar en cómo iría allí. Mi padre estaba trabajando, al igual que mi madre. Mi hermana no tiene los dieciocho como para poder sacarse el carnet de conducir, y yo... Aún no lo tengo. ¡Tengo que sacármelo, lo sé! Pero es que, vivir en Barcelona prácticamente todo el año hace que se me olviden esos pequeños factores... además, me lo tendría que pagar yo y aunque tenga bastante dinero gracias al trabajo, no me da como para pagarme todo el proceso. Bastante que me pago los vuelos para volver a casa o alguna escapada, mis caprichos, la mitad del alquiler de la casa, mi comida... Lo del alquiler, es a medias con Juls, pero la parte que me toca a mi, la divido con mis padres, por lo que nos sale mucho más económico a ambos.
Tenía una opción en mente que era mi ultimísima en la gran lista que yo insistía a mi cerebro en que se creyese que era numerosa pero, lastimosamente, no lo era. Solo me quedaba esa última. ¿Cuánta posibilidad hay de que acepte? Yo creo que cero, peerooo.... No me queda otra. La otra cara de la moneda es decirle a Nico que no voy y ya le he dicho que sí, quedaría muy feo... Además, hace un mes que no le veo y aprovechando que está aquí, aunque solo hablásemos en clase, se ha acordado de mí y eso es un detallazo por su parte.
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Perfecto Desastre; Pedri González
Teen FictionNos convertimos en el perfecto desastre que me juré nunca tener.