—¡¿A Italia?! —cuestionó mi hermana ilusionada.
—Sí, gracias a Pedro —comentó mi madre llevándose el vaso de agua a sus labios para beber, dado que estábamos comiendo.
Eso llamó toda mi atención. ¿Gracias a Pedro? ¿Italia? Tiene que... tiene que ser una broma que gracias a él nos vayamos allí.
—Tienen un partido de pretemporada allí en tres semanas y nos han invitado para estar unos días antes. Él irá a Barcelona mañana —en lo último, mi padre optó por clavar sus ojos marrones en los míos.
—¿Qué? —cuestioné frunciendo el ceño, dejando de cortar el filete tras sentir la mirada de toda mi familia.
—Que podrías ir con él allí, dijiste que tenías que recoger unas cosas del piso
¡Mierda! Sí, era cierto que tenía que ir allí para buscar unos papeles del piso y de la universidad que no tenía guardados en el ordenador. No solo los necesitaba yo, si no que también Juls. Habíamos quedado en ir yo a por ellos dado que ella estaba teniendo asuntos familiares muy importantes y que la impedían viajar a Barcelona. Sé que no era ningún tipo de excusa, su abuela debe de estar muy enferma y con sus padres... bueno, no es que les siente muy bien que estudie en otro país, por eso quieren que se quede en Londres todo el verano o que, las cosas que haga, sea con ellos. La pobre no da para más.
—Sí, bueno... No tenía pensado ir tan pronto —aseguré.
La verdad es que, cuánto más pronto mejor, pero no me apetece compartir tanto tiempo con Pedro. No por nada, sé que estamos llevándonos mejor, solo que... bueno, no quiero que se creen películas que no son. Mi hermana no me ha parado de preguntar por él o por qué nos llevamos de repente bien, de la noche a la mañana y sé que no lo hace solo para satisfacer a sus ganas de saber las cosas sino que, seguramente, mi madre la diga que me lo pregunte porque a ella no la diría nada.
—Pedro ha dicho que no tenía problema —soltó mi madre, logrando que dejase de cortar el filete.
—¿Lo has organizado ya? —cuestioné tranquilamente, aunque me haya molestado un poquito.
No es que haya confesado que el billete ya está comprado, pero la conozco. Es mi madre, claro que ha organizado ya el viaje seguro. Que se junten María y ella, es un peligro.
—Creí que era algo urgente y...
—No, da igual. Si está ya organizado, iré. No me queda otra, lo iba a tener que hacer en cualquier otro momento —aseguré restando importancia.
La comida transcurrió con bastante serenidad, como siempre. Eso sí, tuve que enterarme cuánto tiempo estaría allí en Barcelona, la verdad es que la respuesta de mis padres no me gustó nada. Habían cogido el billete para ir en el Ferri a Cádiz, dado que Pedro tenía que llevar el coche y como vamos juntos... Serían dos días y un poco en barco, lo odiaba. Lo único que me tranquilizó fue que dos días antes de ir a Italia, ellos vendrían a Barcelona. Supongo que para que no me enfadase por esa decisión en mi vida.
Por supuesto que me ha molestado que lo hiciesen. ¿No se han podido imaginar que...? No sé, ¿que quizá tenía algún plan en Tenerife estos días? No, claro que no. Estuve haciendo la maleta un poco a regañadientes, pues tenía que meter bastante ropa también para Italia. A este paso, iba a quedarme ya allí porque son muchos días, demasiados. No me importa volver a Barcelona, pero no así.
Además, estuve toda la tarde pensando. ¿Italia? ¿Qué tiene que ver que nos vayamos a Italia con Pedro? Que sí, deduzco que nos vamos de vacaciones los ocho, pero... ¿Gracias a Pedro? Lo del partido de pretemporada no sé qué es, espero no tener que tragarme cuarenta minutos en un estadio porque me da algo... Pero, ¿nos ha invitado a todos? Lo dudo.
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Perfecto Desastre; Pedri González
Fiksi RemajaNos convertimos en el perfecto desastre que me juré nunca tener.