—¡Ya! —gritó Pedro hablando por teléfono, quién no soltaba mi mano pero iba más adelantado que el resto.
—¿Con quién habla tan eufórico? —cuestionó Sira curiosa.
Nos habíamos conocido hoy, esta mañana más bien. Es una chica súper cercana desde el primer momento, ha entablado conversación e intentando sacar temas de los que poder hablar conmigo. La verdad es que no me la esperaba así, cuando fuimos a Milán, la vi de lejos pero no había tenido el placer de hablar con ella. Nos habían dicho que teníamos los asientos juntas, por lo que ya no iba a aburrirme si iba yo sola. Juls no podía venir, decía que llevaba mal un trabajo de una de sus optativas de este año. Nico... Bueno, no es que sea súper fan del fútbol, sabe muchas cosas por su mejor amigo y su novio, aunque hoy tampoco podía venir por el mismo problema de Juls. Habían cogido las mismas optativas este año. Yo, sin embargo, había preferido coger "Arte y Naturaleza", mientras que ellos habían optado por seleccionar "Arte y Espacio Arquitectónico". Tenían que hacer mil maquetas cada semana, debía de ser matador, pero lo importante es que les gustaba.
El partido ha estado más que interesante. Que si un gol por aquí, una falta dudosa por allá, un penalti... Obviamente Sira sabía más cosas que yo porque su padre debe de ser exfutbolista y ahora seleccionador, y su novio es futbolista, a la vista está por la cantidad de cosas que me decía las cuales no lograba entender ni la mitad. Finalmente, nos hicimos con la victoria, por lo que ahora estaban más que contentos mientras íbamos hacía el aparcamiento.
—Pondría la mano en el fuego a que es su hermano. —respondí en el mismo tono que ella había empleado para preguntarme— ¡Ay!
—¿Tan fuerte estoy como para que te hagas daño, artista? —su sonrisa ladeada no dejaba nada que desear, solamente un poco menos de ego, aunque eso era imposible.
Debía de haberse girado y frenado en seco después de colgar, pero como yo iba hablando con Sira, no lo había visto. Fruncí mi ceño, fingiendo que me había hecho mucho daño ante el choque con su torso. No teníamos mucha diferencia de altura entre ambos. Sí, él era unos centímetros más alto que yo pero no en exceso.
—Siii. Muuuuchooo. Creo que necesito ir a urgencias ya mismo porque estás taaaannn fuerte que tengo un esguinceee —exageré, logrando que le diese una especie de hiperactividad en la que me agarró por el cuello enganchándome y sobando varias veces mi pelo bajo mis quejas— ¡PEDRO! —grité cuando me subió a su hombro, dando saltitos que me ponían nerviosa. ¿Cómo podía tener tanta energía después de noventa minutos de arriba abajo?— ¡PEDRO GONZÁLEZ BÁJAME YA!
Solamente conseguí que se diese la vuelta, aunque yo no veía nada.
—Eres de lo que no hay, Pedri. —ese era Ferrán. Puedo asegurar que tanto él como Sira se estaban riendo de la situación. O de mí.
—¡Nos vemos esta noche, chicos! —se despidió Sira después del sonido que indicaba que su coche estaba abierto.
—¡Adiós! —dijimos a la vez mi novio y yo.
Vale, pensar en Pedro como mi novio es raro. Mucho. ¿Decirlo? Era una sensación inefable. Aunque, a pesar de que fuese mi novio, seguía boca abajo. Un pequeño golpe en el costado consiguió que me bajase tan rápido que perdí un poco el equilibrio, solo que ahí estaba él para sujetarme de la cintura manteniéndome cerca.
—¿Vamos a tu casa y coges algo de ropa para esta noche? —habló alternando entre mis ojos y mis labios, con esa voz ronca que tan loca me tenía aunque nunca se lo admitiese en voz alta a él. O sí, pero nunca en exceso.
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Perfecto Desastre; Pedri González
Ficção AdolescenteNos convertimos en el perfecto desastre que me juré nunca tener.