trapped in the hell ━━ maze runner

SIETE

— fiesta con cranks —

Dos días de viaje por el Desierto no eran tarea facil, menos para Chloe, quien a pesar de aguantar bien el calor, no tenía mucha energía.

Esperaron a la mañana siguiente para emprender el viaje. Realizaron los preparativos del viaje en medio de expresiones de satisfaccion y sonrisas, a excepción de Chloe. Cuanto más lo pensaba, más se daba cuenta de que no había mucho de qué alegrarse, había abandonado a sus amigos por unas chicas que acababa de conocer. Intentaba convencerse a si misma de que era por el bien de Thomas. Debía salvarlo.

Aun así, había sólo una cosa que la mantenía en pie: la idea de reencontrarse con ellos, lo que debería pasar en tal solo unos días sí todo salía de acuerdo al plan de Teresa. Se habían pasado toda la noche haciendo sus planes, y finalmente acordaron usar a Chloe como el cebo. Era lo más sensato, el grupo A no dudaría de ella.

Marcharon sobre la tierra árida y cenicienta durante horas. Su rutina era simple: caminar, detenerse por agua y comida, y volver a caminar. El calor era como un océano seco a través del cual tenían que nadar. El viento soplaba cada vez más fuerte, trayéndoles más polvo y arena que alivio del fuego. Las chicas no dejaban de toser y de limpiarse la tierra acumulada en los párpados y adentro de los ojos.

A medida que se aproximaban, tenían la sensación de que los edificios cobraban vida y crecían delante de sus ojos. Pronto divisaron lo que debían ser piedras y ventanas que brillaban débilmente bajo el sol, daba la impresión de que algunas estaban rotas y desde su posición, las calles parecían vacías. No había fogatas durante el día y de acuerdo con lo que podían ver, en ese lugar no había un solo árbol ni ningún otro tipo de vegetación.

Llegaron a la ciudad la mañana de su tercer día. Se encontraron con el crepúsculo gris, rodeadas de edificios gigantescos en todas las direcciones. Ventanas rotas. Basura desparramada por las calles. Varios cadáveres tirados por ahí. Olor a polvo y a podrido. Calor. Pero no había gente. Por lo menos, no viva.

Aquella noche se refugieron en el último piso de uno de los edificios menos altos, fue el único piso que encontraron con las ventanas intactas y debían resguardarse de la gran tormenta que pasó por la ciudad esa noche.

Chloe no durmió esa noche, ofreciendose a hacer guardia cada vez que un grupo distinto de chicas se despertaba. De esa forma habló con ellas, les hizo preguntas sobre lo que pensaban de la misión e intento convencerlas, les habló sobre Thomas y les contó todas las historias que pudo pensar sobre el chico. No sabía si iba a funcionar, pero era en lo único que pudo pensar.

Al día siguiente Teresa dio comienzo a su plan. Se dividieron en grupos de tres para explorar la ciudad y encontrar al grupo A, debían localizar a los chicos, vigilarlos por un tiempo y luego decidir el mejor momento para permitirle a Chloe entrar en acción.

A la chica en realidad no le molestaba del todo el plan. A ella sólo le interesaba encontrarlos en cuanto antes para poder estar a su lado una vez más, porque si era honesta consigo misma, Chloe comenzaba a creer que había tomado una mala decisión, que debió correr hacia Minho en cuanto Sonya y Harriet dieron media vuelta para volver a ese edificio.