Los pies de Taehyung le llevaron automáticamente a pararse frente al rubio, casi al instante.
—¿Qué estás diciendo, Yoongi? ¿De un momento a otro ya no te gusta? ¿Es en serio? —su frente se arrugó, aunque no había dejado de temblar.
—No es tan así. Es solo que últimamente he pensado que debería enfocarme en el presente y no en algo insignificante que pasó hace años.
—¿Entonces ahora dices que él fue insignificante para ti? —Kim sonaba molesto, incluso ofendido, aunque el mayor no entendía por qué.
—Taehyung, estás malinterpretando todo lo que estoy diciendo. —lo tomó por los hombros. El castaño parecía tenso. —Él lo fue todo en ese entonces. Fue la primera persona que me trató bien y me hizo sentir que le importaba. —explicó dejando caer sus manos suavemente hasta las muñecas de su amigo. —Pero eso fue hace años, ahora ya no importa. Lo que me importa es la vida que llevo hoy, y todo lo que estoy viviendo con personas nuevas, personas que me importan de verdad. Como tú. —sus dedos se deslizaron sin que lo notara y, en el momento en que sus yemas rozaron las manos del menor, las dejó caer rápidamente, como si una chispa hubiera brotado bajo su tacto.
El chico suspiró. —Entiendo. Entonces... ya no te gusta. —repitió, y el mayor negó.
Taehyung nunca había sentido sus emociones tan mezcladas como en ese momento. Había pasado de enterarse que él mismo había sido el chico del que Yoongi estuvo enamorado... a saber que él ya no sentía nada. Y realmente no sabía qué hacer o cómo sentirse al respecto.
Por un instante, por su cabeza cruzó la idea de decirle que todo el tiempo había sido él; que el Kim Taehyung de hoy era el mismo chico de hace años, solo que sin gafas y pesando muchos kilos menos, incluso con un nombre diferente. Pero ¿qué sentido tenía? Eso no cambiaba el hecho de que los sentimientos de Min por él se habían apagado.
—Siento haberte hecho buscar en vano. —murmuró, viéndolo con esos oscuros ojos gatunos suyos, asumiendo que él estaba enojado por eso, por la pérdida de tiempo y su indecisión.
—Está bien, hyung. Supongo que también encontré algo después de todo...
—Y yo. —él miró la mano de Taehyung, ahí tan cerca de la suya, y cuando quiso tomarla, llevado por algún extraño impulso, vio como el castañito daba media vuelta y se alejaba.
—Ya es tarde. —dijo entonces. —Deberías ir a casa. Mañana hay examen de matemática, ¿recuerdas?
—Ah, cierto. —murmuró algo atontado.
—Bueno... buenas noches, Yoongi.
—Buenas noches. —pronunció, viéndolo alejarse en silencio.
Pero ninguno de los dos regresó pronto a casa. El de tez pálida se quedó un rato más allí, apoyado en el tronco de aquel árbol mientras se perdía en sus cavilaciones, y el castañito, vagando lánguido y sin rumbo, solo se lamentaba de no haber podido olvidarse aún de sus propios sentimientos, de la misma forma en que Yoongi lo había hecho.
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Con el paso del tiempo, el otoño se volvió cada vez más rojo, denotando que no faltaba mucho para que terminara el año escolar. Varias semanas habían transcurrido desde aquella noche. Varias sesiones de terapia. Incontables jornadas de trabajo. Exámenes, tareas, videojuegos, ensayos... y sentimientos.
Las cosas eran un poco diferentes, naturalmente. Jimin y Taehyung habían vuelto a hablar con normalidad, pero ya no pasaban tanto tiempo juntos; el baile había tomado una vital importancia en la vida del pelirrojo, que pasaba tanto tiempo con el club como con el resto de sus amigos. ¿Cómo es que había podido prescindir de su pasatiempo favorito por tanto tiempo? Si le hacía sentir tan libre, tan feliz.
Eso solo demostraba lo mucho que se había dedicado a Taehyung, y lo mucho que lo había querido. Pero eso estaba ya olvidado; con el beso que cerró aquel ciclo, el tiempo, y la ayuda de Hoseok, Jimin consiguió desprenderse relativamente rápido de aquel amor, del que ya no quedaba nada más que un recuerdo agridulce.
Yoongi, por su parte, solo dedicaba su tiempo a estudiar y trabajar. Había aprendido a enfocarse únicamente en las cosas que le hacían bien, por lo que la mala vida de sus padres le tenía por completo sin cuidado, más todavía porque, gracias a sus horarios, apenas y tenía oportunidad de verlos. Con quien pasaba más tiempo era con Taehyung, porque, si bien Jungkook seguía siendo su amigo más cercano, este se estaba esforzando bastante para aprobar inglés y no tenía tanto tiempo como antes.
Tampoco se quejaba de ello. Estar con Taehyung era una de sus maneras favoritas de pasar el tiempo.
Porque realmente lo quería. Lo quería, de una forma que ni él mismo imaginaba. Y tampoco Taehyung, porque había decidido concentrarse también en las cosas que había puesto a un lado, en un intento por dejar de ahogarse en todas las cosas que le susurraba su corazón.
Por eso es que había vuelto a dibujar y tomar fotografías. Y, de la misma forma que su mejor amigo, se dio cuenta de lo mucho que había extrañado dedicarse a eso, especialmente a la fotografía. Aquella vieja cámara ahora lo mantenía ocupado, y era tanto así que apenas tenía tiempo de morir de amor por alguien que no sentía lo mismo.
Así es como consiguió evolucionar en esos meses, tras aquel último golpe, dejando atrás al Taehyung indeciso y torpe que era cuando pensaba con el corazón.
Kim Taehyung ya no quería pensar más con el corazón. No quería, porque cuando pensaba con el corazón, terminaba lleno de desilusiones y tristeza. En cambio ahora, hundido en sus aficiones y con la cabeza fría, podía ser amigo de Yoongi y brindarle apoyo, sin tartamudear, sin ser torpe y sin titubear en cada cosa que hacía.
El cambio siempre era bueno. Y el nuevo Taehyung estaba seguro de ello.
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Notitas para Yoongi hyung~
Fanfiction"Jimin dijo que si no me atrevía a hablarte, lo mejor es que te escribiera notitas. Además, dejé un osito de caramelo con esta~ Espero que disfrutes del dulce tanto como yo disfruto verte sonreír. ¡Ten un buen día, hyung!" En donde Taehyung escribe...