"Me gusta Taehyung. Me gusta... Taehyung." se repetía una y otra vez en su mente cada instante en que lo miraba. De repente le parecía tan claro y evidente que no entendía por qué no lo había notado antes.
Ya era cerca de media noche y estaban en la cocina, sacando del microondas los malvaviscos y terminando de preparar las bebidas calientes antes de irse a acostar.
Llevaron todo en una bandeja y se sentaron en el suelo, apoyando sus espaldas en la cama mientras se envolvían con una manta.
—Woah, se derritieron todos. —Taehyung sonreía mientras ponía una cucharada grande de malvavisco entre dos galletas para llevárselas a la boca como si fuera un sándwich.
—¿Tanto te gustan? Yo creo que son demasiado dulces, así que prefiero untar la galleta con la parte de atrás de la cuchara. —murmuró antes de comer.
—He comido dulces siempre. Esto no es mucho. —dijo riendo mientras rellenaba más galletas. —Supongo que me acostumbré al sabor. Como... tú con el café. —lo miró mientras masticaba.
—Es verdad. Tú no beberías café amargo, pero a mí me encanta.
—¿Preferirías café amargo en lugar de la leche chocolatada?
—No, no, esto... me parece perfecto. Quiero decir, tú lo preparaste para mí. No podría rechazarlo. Y tampoco lo cambiaría por café si pudiera. —miró el tazón entre sus manos.
Todo lo que el castañito hacía por él le parecía perfecto. ¿Acaso se habría enamorado de él por eso? ¿Por la ayuda que recibía de él?
Por su cabeza cruzó la idea. ¿Qué tal si su cerebro se había apegado a la primera persona que había sido buena con él? Ya le había pasado antes con el chico de las gafas, así que no era imposible. Pero estaba seguro de que esta vez era diferente después de haberlo pensado un poco mejor. Se sentía diferente, de hecho.
Recapituló con calma una vez que Taehyung se durmió junto a él, cuando se acostaron en la cama después de comer y apagaron todo, menos la luz de noche sobre la cabecera. Al principio, Yoongi siempre pensó que el chico era un poco raro, el nerd infantil que sacaba buenas notas y que hacía travesuras con su mejor amigo de vez en cuando. Pero en ese entonces no lo conocía bien, no tenía la más mínima idea de cómo era el Taehyung de verdad.
Con el tiempo se dio cuenta de que esa sonrisa cuadrada también escondía preocupaciones. Que había cosas que le gustaban mucho, como los dulces, y otras que le desagradaban, como el café amargo. Que a veces también se desvelaba estudiando, a pesar de que siempre parecía que lo sabía todo y no lo necesitaba. Que detrás de esa vida aparentemente perfecta, él también se esforzaba, cuidando a sus hermanos y ayudando a su madre aunque las energías no siempre le eran suficientes.
Sí, el castañito tenía muchas cosas en la cabeza de las cuales ocuparse, cosas que ni siquiera debían ser su responsabilidad, y aun así siempre estaba allí junto a él, apoyándolo en los estudios y en la terapia, haciéndole compañía, ofreciéndole refugio. Tenía un corazón de oro que superaba con creces al primer chico que le había gustado. Ni siquiera había punto de comparación entre ambos, porque aquel niño se sentía como un completo desconocido al lado de Taehyung, que era de momento su amigo más cercano.
Lo conocía tan bien... Sus virtudes, sus buenos sentimientos e intenciones, sus defectos, que lo hacían adorable, como esa costumbre de entrar en crisis al más mínimo problema que se presentara, o su timidez, que le hacía tartamudear y ser tan inseguro. Ahora solo sentía que quería estar ahí con él para tomar su mano cada vez que se sintiera pequeñito frente al mundo.
Por cosas como esas estaba seguro de que era amor del más sano y puro. No quería estar con él solo porque le hacía sentir bien. Quería hacer del sentimiento algo recíproco: Min también deseaba ahora poder hacer algo por él y ser un apoyo en su vida.
¿Acaso no era el sentimiento más bonito que podía haber? Eso solo podía tratarse de amor.
El chico suspiró en medio de la semioscuridad de la habitación.
—Quiero hacer algo por ti también... —susurró mientras observaba de frente el rostro del menor, que dormía plácido mientras uno de sus brazos rodeaba al peluche de gatito que le ayudaba a descansar mejor.
Delineó sus facciones con los dedos desde la distancia. Yoongi no era capaz de tocarle ni siquiera un cabello estando él dormido. Por eso, incluso se abstuvo de tocar su mano que yacía sobre la almohada, a pesar de que estaba a centímetros de la suya.
Se limitó a cerrar los ojos y, de algún modo, se durmió tan rápido que ni siquiera se dio cuenta.
Así como tampoco se percató de que Taehyung estaba despierto.
Él abrió sus ojitos oscuros apenas notó que la respiración de su hyung se había vuelto suave y lenta.
Y se sonrojó.
"No tienes que hacer nada por mí, Yoongi." pensó mientras miraba sus pestañas reposar sobre sus mejillas blancas. "No me debes nada. Y pedirte que me ames sería demasiado egoísta. El hecho de que seas mi amigo es más que suficiente y me hace muy feliz. No necesito nada más. No espero nada más."
Apagó la luz de noche y, eventualmente, se durmió también.
Y quién sabe qué vueltas dieron mientras dormían pero, de alguna manera, el peluche terminó en el suelo y el castañito acabó aferrándose al brazo del mayor, cuya nariz se alimentaba del dulce aroma de los cabellos de su amigo.
Ambos tuvieron lindos sueños esa noche. Aunque por desgracia, en la mañana se encontraron nuevamente separados cuando abrieron los ojos, sin haberse enterado de nada.
Ninguno de los dos se enteraba de nada.
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Notitas para Yoongi hyung~
Fanfiction"Jimin dijo que si no me atrevía a hablarte, lo mejor es que te escribiera notitas. Además, dejé un osito de caramelo con esta~ Espero que disfrutes del dulce tanto como yo disfruto verte sonreír. ¡Ten un buen día, hyung!" En donde Taehyung escribe...