Nota #1

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"¡Hola hyung!
Sé que tal vez es raro recibir la nota de un anónimo. Solo quería decirte que estuviste muy genial en el partido de hoy.
¡Toma un dulce! Los atletas necesitan azúcar de vez en cuando.
Tranquilo, no puse nada raro en él. ¡Solo tiene un montón de cariño para ti!
Espero que llegues bien a casa."

Taehyung leyó y releyó la nota, cerciorándose de que no tuviese faltas ortográficas y de que su letra fuera perfecta. Había sacado como diez hojas a su libreta de apuntes, y finalmente estaba lo suficientemente conforme con el resultado.

Ya casi era hora de irse, y estaba de más decir que apenas había puesto atención a la clase por estar escribiendo una y otra vez, distintas cosas, algunas más empalagosas que otras.

Finalmente se había decidido por un mensaje sencillo y que no expusiera tanto sus sentimientos. Es más; ni siquiera había revelado ser un chico.

—Taehyung, por supuesto que lo hiciste. —Jimin alzó una ceja cuando su amigo le mostró lo que había escrito.

—¿Qué? ¿Dónde? —el castaño se asomó a leer con ojos entrecerrados, invadiendo el espacio del contrario.

—Aquí. —Jimin señaló. —Pusiste "hyung". Una chica habría escrito "Yoongi oppa", ¿no crees?

El menor cubrió su cara, soltando un suspiro. Era obvio que tenía que fallar en algo.

Y como si la vida quisiera jugarle en contra, en ese momento el timbre tocó. Ya no tenía tiempo de escribirla de nuevo.

—Tranquilo, no es tan importante. Mejor corre y ve a dejarla en tú ya sabes donde. —Jimin le guiñó un ojo, intentando ser lo más discreto posible, pues del otro rincón del aula, cierto rubio tomaba sus cosas para irse también.

Taehyung asintió, y guardando la nota en su bolsillo, salió rápidamente del salón para ir corriendo hasta el casillero de su amor platónico. Al llegar, la leyó rápidamente una última vez y, aprovechando el alboroto de estudiantes en el pasillo, la depositó por una de las rendijas apretando los ojos, con miedo de arrepentirse si esperaba más tiempo. Soltó un suspiro. Ya no había vuelta atrás.

Lo siguiente fue depositar el caramelo. Los de dulce sólido eran un poco grandes para la pequeña rendija, por lo que rebuscó un poco más en sus bolsillos, y sacó una gomita con forma de osito cubierta de azúcar, envuelto en un papel de color azul. La empujó y fue cuestión de segundos para que pasara.

Acomodó las tiras de su mochila sobre sus hombros, y entonces se alejó a paso rápido, tratando de no parecer muy sospechoso.

En la salida se reencontró con Jimin.

—Misión cumplida. —sonrió amplio, chocando la pequeña palma de su amigo.

—Estoy orgulloso de ti. —el pelirrojo le despeinó, haciendo al más joven encogerse con un leve sonrojo por sus palabras. —Ahora solo hay que esperar a que la lea. Tal vez deje una respuesta en alguna parte. —sonrió, ansioso como si la respuesta fuera para él también.

El castañito no podía esperar a que eso pasara. Y ciertamente estaba feliz de haber dado un paso importante al empezar a comunicarse con Yoongi de alguna forma.

Se despidieron entonces, y cada quien tomó su camino a casa. Taehyung no podía esperar a que el día de mañana llegase.

Y mientras él pensaba en esto, en el pasillo del instituto, alguien leía su nota con una ceja alzada.

—¿Qué carajos...? —murmuró un confundido Min Yoongi, viendo la nota por lado y lado. Nunca había recibido un detalle así. Tomó el dulce también y observó ambas cosas en su palma.

—¡Hey, Min! ¿Vienes a entrenar? —el capitán del equipo de basketball le llamó, sacándolo de sus pensamientos.

—Ah, seguro. —asintió, e hizo su mano un puño, guardando ambas cosas en su bolsillo rápidamente, sin importarle arrugar la bonita nota que alguien le había escrito con tanto esmero.

Cerró su casillero luego de sacar sus zapatillas, y olvidando por completo aquel asunto, se dirigió rápidamente al gimnasio.

Notitas para Yoongi hyung~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora