Sollozos

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—¡Taehyung-ah, hijo! La lluvia te sorprendió, ¿no es así? —su madre soltó una risita desde el pasillo y se acercó con una toalla hasta la sala. —Oh, trajiste a un amigo. Bienvenido. —la señora Kim esbozó una cálida sonrisa hacia el rubio y de inmediato se apresuró a ir por otra toalla.

—¡TaeTaeee! —Hye se acercó corriendo a su hermano, con el pequeño Jun gateando detrás de ella. Ambos se abrazaron a sus piernas.

"Qué hogar tan cálido y acogedor..." pensó Min.

—¡Oigan, tenemos una visita! Saluden apropiadamente. —Taehyung alzó una ceja, levantando a su pequeño hermanito del frío suelo.

—No sabía que TaeTae tenía amigos. —Hye miró a Yoongi, escondida detrás de la pierna del castaño. —¿Sabes jugar a las muñecas como Jimin?

—¡Hye! —su hermano enrojeció. ¿Qué iba a pensar su hyung ahora? Claro, que además de nerd y raro, era un antisocial que únicamente tenía como amigo a Park Jimin, quien para remate, era amigo de casi todo el mundo.

La señora Kim volvió entonces con una toalla más, y se llevó a los niños para que cenaran en la cocina.

El pequeño castaño soltó un suspiro.

—Discúlpalos, hyung. —sonrió avergonzado, dándole una de las toallas. —Esos dos son unos verdaderos huracanes.

—No hay problema. —contestó con una leve sonrisa, viendo la toalla en sus manos.

Ambos se secaron las gotas de lluvia del cabello y mejillas, y se quitaron los polerones húmedos.

—Uhm... Gracias por recibirme en tu casa, Taehyung. Apenas el clima se calme me iré.

—Oh, n-no es nada. —su timidez asomó nuevamente y bajó la vista. —... Yo... ¡te traeré algo caliente! —sonrió con las mejillas coloradas y fue hasta la cocina a preparar té de menta.

De paso, podía tomar un pequeño respiro y sonreír como idiota sin que Yoongi lo viera.

—Taehyung... ¿acaso tienes fiebre? —su madre le miró desde la mesa. —Me parece que tu rostro está demasiado rojo. Afuera debe estar realmente frío...

—E-estoy bien, ma. Es solo que aquí dentro hace calor. —rió un poco, poniendo dos tazas en una bandeja mientras el agua hervía.

¿Tanto se le notaba? Aunque no era para menos. Min Yoongi estaba sentado en el sillón de la sala, en su casa. ¡Y se veía tan atractivo con el cabello húmedo!

Se llevó las manos heladas a las mejillas, cerrando los ojos un momento. Aún le intrigaba aquello que había dicho el rubio camino a casa. ¿Sería buena idea preguntarle si todo estaba bien? Quizás no debía entrometerse. Aún no eran tan cercanos como para preguntarle cosas que de seguro eran personales.

Pero... le preocupaba. Era el chico que amaba, después de todo.

El hervidor sonó en señal de que el agua estaba lista y, luego de preparar el té, llevó la bandeja hasta la mesita de la sala.

—Gracias. No tenías que molestarte. —murmuró el rubio, dando un sorbo a su tazón, lo que terminó de reconfortarle, dando un ligero tono rosado a sus blancas mejillas.

—Oh, no es molestia. —Taehyung sonrió sentándose a su lado, aunque guardando cierta distancia para evitar sonrojarse de nuevo. —Uhm... ¿puedo preguntar sobre lo que dijiste hace rato? —preguntó tímido, viendo su tazón.

—¿Hace rato?

—Me dio la impresión de que... no querías volver a casa. Tal vez solo fueron ideas mías. —rió nervioso, desviando la vista.

—Ah... eso.

Un pequeño silencio se hizo presente. El castañito empezaba a cuestionarse si había sido buena idea preguntar, pero entonces, como pocas veces lo hacía, Yoongi habló.

—La verdad es que mi casa es un infierno para mí. La detesto. —habló por lo bajo, acariciando la taza con la vista perdida en la mesita.

—¿Y eso por qué? —Taehyung le miró con leve sorpresa reflejada en sus tiernas facciones.

—Olvídalo. De seguro tienes tus propios problemas. —se encogió de hombros y dio un par de tragos a su bebida.

"Oh, claro que los tengo. Tú eres mi problema, Min Yoongi. ¿Por qué eres tan cerrado con el mundo? No dejas que la gente se te acerque. Tienes miedo de que te lastimen, ¿es eso? Yo nunca te lastimaría. Solo quiero amarte. ¿Me dejarías amarte, Yoongi?"

Taehyung apretó los labios ante el ferviente impulso de decirle todo aquello. En vez de eso, lo miró.

—Puedes decirme lo que quieras. De vez en cuando... es bueno tener a alguien que te escuche, ¿no? —le dio una pequeña sonrisa.

—Supongo que tienes razón. —murmuró soltando un largo suspiro. —¿Puedo confiar en ti? —le miró, con esos profundos ojos oscuros que hacían que Taehyung se perdiera por completo.

Tragó saliva con un leve sonrojo. —Claro que sí. —sonrió un poco, desviando la vista a su tazón.

—Bien. —asintió, e imitó la acción del castaño, buscando las palabras correctas para expresar lo que sentía. —Detesto a mis padres. —dijo al fin. —Los detesto mucho. Mi padre... él es adicto al juego. Siempre vuelve de madrugada, a veces con mucho dinero y a veces hasta sin zapatos. No importa cuántas veces pierda, él siempre encuentra algo más que pueda apostar, cosas de la casa, cosas de mamá. —frunció un poco el ceño, apretando ligeramente el tazón entre sus manos. —Pero ella no es mejor que él. Es una... —sus manos comenzaron a temblar y dejó el té sobre la mesa para no derramarlo. —Ella... desde que papá casi nos deja en la calle... Agh, no tienes idea de lo asqueroso que es llegar a casa todos los días y encontrar un hombre diferente cada vez. —humedeció sus labios, sintiendo que su garganta se apretaba poco a poco. —Eso pone a mi padre como loco. Siempre discuten. Y yo... yo solo intento... —pasó las manos por su cara. —... Solo quiero-

Unos sollozos lo hicieron mirar rápidamente a su lado. Taehyung hipaba, con la cabeza baja, mientras dos pequeños ríos de lágrimas corrían por sus mejillas.

—¡T-Taehyung! Lo siento, no pensé que fueras a... —un fuerte sorbetón de nariz le interrumpió. —Hey, cálmate, no es para tanto... —sonrió un poco, y giró la cabeza del castaño suavemente para poder verlo. —Ya no llores. —puso sus manos en sus húmedas mejillas y comenzó a secar suavemente sus lágrimas con sus pulgares.

"Qué lindo sería si sus manos acariciaran mis mejillas... ¿Qué se sentirá?"

Taehyung ahora conocía la respuesta. Una inmensa paz fue la que le inundó cuando aquellas pálidas manos le acariciaron delicadamente para secar su rostro.

Este era el verdadero Min Yoongi. No aquel chico frío y tosco que todos creían que era. Y Taehyung siempre lo supo.

Por eso lo amaba tanto.

Notitas para Yoongi hyung~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora