Malentendido

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Cortinas cerradas. Cama desordenada al igual que su cabello. Ojeras. En fin, desastre total eran las palabras correctas para definir a la habitación, y a Taehyung mismo.

Aquel sábado el castaño no había tenido ganas ni de desayunar contundentemente. Se excusó con un dolor de cabeza para quedarse en la cama, y simplemente bebió un té que su madre le llevó. Desde entonces había estado comiendo helado de chocolate, y por supuesto, aquella mezcla de temperaturas le cayó horrible al estómago.

Soltó un suspiro por milésima vez y se tapó hasta las orejas. Sí, tal vez exageraba y no era tan terrible el hecho de que Yoongi tuviera un amigo, pero en la cabeza de Taehyung todo siempre sucedía unas diez veces más intenso.

¿Qué tal si Yoongi empezaba a desarrollar sentimientos por el pelinegro? ¿Qué tal si se volvían novios? Así ni siquiera podía pensar en confesarse; Yoongi tendría a alguien más a quien amar y por supuesto lo rechazaría.

Su vida amorosa era un fracaso.

Al menos tenía hermanitos que lo molestaban constantemente en su depresión y le sacaban sonrisas con cualquier cosa que se les ocurriera.

—¡TaeTae! ¿Por qué aún estás en cama? —la pequeña Hye llegó a su habitación, usando sus alas de hada de seda y una varita mágica, que en realidad era un lápiz rosa.

—Es porque me siento enfermo hoy, hadita... —murmuró él, apenas asomando la nariz por sobre el borde de las colchas.

—¿Qué te duele? —se acercó ella haciendo puchero.

—Hum... ¿el corazón?

—¿Vas a morirte?

—Por supuesto que no. ¿Por qué piensas eso? —Taehyung se sentó mejor en la cama, sin entender.

—Es que el abuelo Han estaba igual que tú, acostado y adolorido, y al día siguiente murió. Eso significa que tú también vas a morir mañana. —le sonrió adorablemente ella, feliz de haber hecho un razonamiento elaborado.

Pero aquello no le agradó tanto a su hermano, que la observaba con una mejilla inflada.

—Hye, ¿qué te dijo mamá de venir a jugar aquí cuando estoy enfermo? ¡Ve a jugar con Jun! —le lanzó una almohada que estaba a su lado, y no supo si fue porque la había tomado desprevenida o no había medido su fuerza, pero la menor cayó de espaldas por el esponjoso impacto.

Se sobresaltó, y casi voló de la cama para ver si su hermanita estaba bien. Sin embargo, una vez se agachó a su lado, a quien tomaron por sorpresa fue a él. Hye tomó la almohada y rápidamente la estampó contra la cara de su hermano, haciendo que este caiga sentado desde su posición de cuclillas.

—¡Hye, me las pagarás! —se puso de pie rápidamente y tomó la otra almohada de su cama para contraatacar, iniciando así una guerra de almohadas, en medio de una nube de plumas voladoras.

Solo el tono de su celular, a modo de campana de ring, los hizo detenerse, recuperando el aliento y tosiendo por las pelusas que habían desparramado por el aire.

—¿Jimin? — sonrió el castaño, contestando y soltando una risita por las cosquillas que había empezado a hacerle su hermana.

El chico del otro lado del teléfono alzó una ceja.

¿Taehyung? ¿Realmente eres tú? —frunció el ceño. —Ayer llorabas como Magdalena por lo de Yoongi, ¿y hoy ya ríes como si nada hubiese pasado? Bien, creo que terminaste de volverte loco. —suspiró negando.

—¡No, Jimin, lo que pasa es que-! —soltó una carcajada, tirado en el piso con su hermana encima haciéndole cosquillas en la pancita. —¡Hye, mi pancita no! —rió intentando apartar a la pequeña, con su estómago empezando a doler ya.

Oh, ya entendí. —el pelirrojo rodó los ojos con una pequeña sonrisa y esperó a que las cosas se calmaran del otro lado de la línea. Minutos después, cuando las risas cesaron, volvió a hablar. —... ¿Ya terminaron?

—Sí, ahora sí. —suspiró el castaño, agotado, soltando una última risita. —¿Para qué me llamabas, Jiminnie?

Quería hablarte de mi salida con Jungkook. Resulta que-

—Espera, ¡¿saliste con Jungkook?! —Taehyung abrió mucho sus ojos.

Hey, no hables como si no supieras. ¡Te lo dije ayer camino a casa! —protestó el pelirrojo.

—Hmm... ah, claro... —asintió, aunque en realidad no recordaba que eso hubiese pasado, ni en sueños.

Como sea. Bueno, ¿recuerdas que me pediste entregarle tu nota a Yoongi? En realidad... no lo hice yo mismo... —Jimin rascó su nuca.

—Y... ¿debería preocuparme por eso? —el castañito ladeó la cabeza. —La nota llegó a sus manos después de todo. No importa quien la haya entregado. —se subió a su cama de nuevo y se sentó en posición de indio.

Es que sí importa, Taehyung. Jungkook fue quien le entregó la nota en mi lugar.

—No entiendo... ¿Qué pasa con eso? —preguntó el menor con inocencia.

¿Qué escribiste en esa nota?

—Pues... —Taehyung miró al techo, cerrando un ojo, e hizo un esfuerzo por recordar. —Era más o menos... "Jimin me dijo que si no me atrevía a hablarte, lo mejor era que te escribiera notas...", y... ¡ah! El dulce. Puse un dulce con ella... Y también le deseé un buen día. ¿Quieres saber también de dónde saqué el papel? —sonrió cuadrado. —Es de la libreta que me diste para tomar apuntes de álgebra, pero son demasiadas páginas para solo poner fórmulas en ellas, así que-

Taehyung... ¿aún no te das cuenta de lo que pasó? —Jimin le interrumpió, soltando un suspiro. —Yoongi cree que Jungkook fue quien le dió la nota. Y luego, no sé, lo buscó y se hicieron amigos porque a juzgar por los mensajes lindos, parecía alguien muy agradable... ¿Tae?

Jimin miró su teléfono.

Llamada finalizada.

Notitas para Yoongi hyung~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora