Kim Caramelo

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—¿TaeTae? —la pequeña Hye lo miró, rompiendo el silencio en el que su hermano parecía ni siquiera respirar.

—Hye... no me siento bien ahora. Ve a jugar con Jun, ¿quieres? —le sonrió un poco. Tenía mucho en qué pensar justo ahora. ¿Por qué había sido tan idiota al no darse cuenta? Ahora las cosas tenían todo el sentido del mundo.

—Uhm... De acuerdo, TaeTae. Mejórate. —Hye le dio una pequeña sonrisita cuadrada, la misma que ambos habían heredado de su padre, y salió de la habitación.

Taehyung borró su sonrisa entonces, cuando la puerta se cerró al fin. Bien. Nada de lo que había hecho estaba saliendo bien. Todas las opciones que alguna vez tuvo, las tiraba ahora a la basura.

Apoyó el mentón en sus rodillas para pensar. Si las notas no habían funcionado por sí solas, entonces había que hacer algo más. Pero... ¿qué? Él no era la clase de persona que podía acercarse a hablar con alguien sin problemas, mucho menos si ese alguien era Min Yoongi.

Tampoco es que hubieran muchas maneras de formar un vínculo fuerte con alguien. El castaño solo conocía formas que involucraban hablar con esa persona, y aún no se sentía listo para algo como eso.

Aunque lo que debía hacer era bastante simple; acercarse a su amor platónico.

Pensando en ello, saltó de la cama y fue por su libreta de fórmulas, a la que había estado quitando hojas para escribir las notas, y anotó en una página cualquiera las ideas que rondaban su mente para lograrlo:

-Chocar con él en el pasillo.
-Derramar café accidentalmente en su camisa.
-Provocarle una pequeñísima herida y luego darle una bandita.

Luego se quedó mirando lo que había anotado.

Sí, tal vez estaba viendo mucho anime últimamente. Además, todas las opciones implicaban hacerle daño físico a Yoongi y él no quería eso.

Borró rápidamente y sopló las virutas para escribir algo más realista.

-Felicitarlo por su buen trabajo en las prácticas.
-Darle una botella de agua durante el entrenamiento.

Y nuevamente miró lo que había escrito.

¿Felicitarlo? Varias, y en realidad muchas personas, hacían eso a menudo. ¿Cómo Yoongi lo recordaría entre tantos compañeros que hacían lo mismo todas las semanas?

Descartó la opción.

¿Qué había acerca de darle una botella de agua cuando estuviera cansado? Lo pensó por unos segundos. No, Yoongi siempre llevaba la suya en su bolso. ¿Para qué querría tanta agua? Solo le causaría ganas de ir al baño.

Nuevamente borró.

Y entonces, se detuvo en seco, y una sonrisa se formó en sus labios. Claro... ¡Las cosas pasaban por algo! ¡Ahora tenía una nueva fuente de datos acerca del amor de su vida, y esa fuente se llamaba Jeon Jungkook!

No tenía porqué estar molesto con él; al contrario, era su oportunidad de conocer mejor a Yoongi, sin tener que hablar directamente con él. ¡Perfecto!

Tomó su teléfono nuevamente y llamó entonces a su mejor amigo.

Taehyung, ¿estás bien? Hace un rato me cortaste y me quedé preocupa-

—Sí, sí, lo siento, no debí. ¿Tienes el número de Jungkook, de casualidad? —le interrumpió sonriente.

Uhm... Creo que repetiré la pregunta. ¿Estás bien? Acaso... ¿no estás molesto? —alzó una ceja el pelirrojo. Hace unos minutos parecía que su amigo tenía deseos internos de romper la cara de Jungkook, ¿y ahora quería su número?

Notitas para Yoongi hyung~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora