Cinco de la tarde del día sábado. Jimin esperaba impaciente afuera del cine. ¿En dónde estaba Jungkook? La película comenzaría en veinte minutos y aún debían hacer fila para comprar las entradas.
Ya iba a marcar su número cuando de repente lo vio aparecer, corriendo por la esquina a la velocidad del rayo.
Más le valía. No había abandonado a Taehyung en su sufrimiento por nada.
—¡Al fin! Pensé que no vendrías. ¿Por qué tardaste tanto? —el pelirrojo le alzó una ceja, mientras Jungkook, apoyado en sus rodillas, intentaba recuperar el aliento.
—Es... una larga historia... —respondió, entre bocanadas de aire. Se irguió, y en una nueva descarga de adrenalina, tomó la mano de Jimin y lo arrastró adentro del cine. —¡Corre! ¡Tenemos que alcanzar buenos asientos!
El más bajo no dijo nada y simplemente corrió tras de él, hasta llegar a la fila.
Parecía buen momento para pedir explicaciones.
—Entonces... ¿qué te pasó? Te esperé media hora.
—Uhm... preferiría decirlo después. —sonrió un poco desviando la vista. No quería bajar ni una raya a su emoción por culpa de sus problemas familiares.
Tampoco es que quisiera recordar cómo su padre le había explicado que había tomado el dinero de su billetera para comprar alcohol, obligándole a correr a casa de Seokjin para pedirle dinero prestado.
Pero aquello era algo sin importancia. Jungkook ya sabía que cada won que caía en aquella casa se transformaba en alcohol. Su pobre padre no tenía remedio, y la culpa había sido suya por dejar su billetera por ahí.
Por ello, alejó sus pensamientos y, cuando fue su turno en la fila, exclamó sonriente, extendiendo sus billetes arrugados:
—Dos entradas para Endgame, por favor.
Minutos después, la película empezó, y ante la mirada de extrañeza de Jimin, el más pequeño puso un puñado entero de palomitas en su boca, desbordando emoción.
Era tan feliz...
🍬
Jimin salió del cine con cara de cansancio. ¿Y cómo no? Se había despedido de un depresivo Taehyung solo para acompañar al cine a un ahora también depresivo Jungkook.
A este paso, él también caería en la tristeza.
—Jungkook, vamos, deja de llorar, ¿sí? —intentó animarlo con una pequeña sonrisa.
—¡Pero Jimin! —sollozó el pelinegro, tomado de su mano. —¡Iron man! —fue lo único que pronunció entre hipidos. La gente en la calle los veía con lástima, extrañeza, y algunos solo reían del berrinche que hacía Jungkook a su edad.
La imagen de este último también era como para desviar la vista; sus cabellos negros, siempre alborotados, enmarcaban su rostro enrojecido por el llanto. Sus ojos no dejaban de soltar lagrimitas, y su nariz, por otro lado, moqueaba como si no hubiera un mañana.
Jimin suspiró y apenas se toparon con un parque, lo llevó a sentarse en una banca. Sacó un pañuelo de su bolsillo, y levantando el mentón del menor, que ni por ello intentó calmar su llanto, limpió sus mejillas y nariz.
—Vamos, Jungkookie, no te pongas tan mal por eso...
—P-pero... Iron man... yo no quería que terminara así... —puchereó entre sorbetones.
El pelirrojo apretó los labios. No quería ir a dejar a su amiguito a casa estando triste.
Así que nuevamente, tomó el papel de superhéroe y le miró, esbozando una sonrisa.
—Pero ese no fue el verdadero final. No es así como termina, ¿sabías?
Jungkook lo miró frunciendo el ceño.
—¿No termina así? ¿Por qué lo dices?
—Porque... porque yo hablé con Stan Lee, y él dijo que ese no es el final.
—Pero Stan Lee también está muerto...
Jimin pasó saliva, buscando una salida.
—¡Su hijo! Me refería a Stan Lee Junior. —sonrió amplio, haciendo que sus ojos se tornaran finas líneas, impidiéndole ver.
Ante aquella imagen, el pelinegro, que ya había dejado de llorar, soltó una risita.
—Entonces, si hablaste con él, ¿cuál es el verdadero final? —le miró, inclinándose con interés.
—Vamos a comer algo y entonces te contaré todo. —sonrió y se puso de pie, tendiéndole una mano, que el menor no dudó en tomar.
Caminaron un poco y sin ser demasiado exigentes, entraron a un local de comida rápida para comer hamburguesas de soja.
—Entonces, ¿qué pasaba después? —Jungkook apoyó las palmas en la mesa, mirando fijamente a Jimin con sumo interés.
Jimin soltó un suspiro cansado. No sabía que tenía tanto talento para inventar historias...
—Oye, te seguiré contando pero antes me gustaría saber algo... —sonrió un poco. Por supuesto que tenía que aprovechar de averiguar qué clase de encanto había usado Jungkook para ser amigo de Yoongi de un día a otro.
—Oh, ¿qué es? —el menor se recostó en la silla, ladeando la cabeza.
—Uhm... Pues... me pareció extraño que tú y Yoongi se hicieran amigos así, de repente. ¿Por qué pasó eso? No tiene nada que ver la nota que te pedí que le dieras, ¿o sí? —murmuró el pelirrojo, alzando una ceja.
El contrario se removió en su asiento con incomodidad.
—B-bueno... si te soy sincero, no tengo idea de cómo pasó. Yoongi hyung solo se acercó a mí ayer diciendo que parecía ser alguien agradable y que tal vez podríamos llevarnos bien. —encogió sus hombros. —Además, no tengo idea de qué decía la supuesta nota.
—¿Y qué le dijiste al momento de dársela?
—Uhm... Le dije que tú me habías pedido que se la diera. Es todo. —Jimin lo vio incrédulo. Algo no cuadraba bien. —Luego de eso solo me fui. ¿Por qué? ¿Pasa algo con eso? —Jungkook le miró, frunciendo un poco el ceño ante la mirada perdida de Jimin en la mesa.
—... No, no es nada. —el mayor le dio una pequeña sonrisa. —Oh, mira, ahí vienen las hamburguesas.
Recibieron la comida y sin más, empezaron a devorar en silencio.
Algo definitivamente no estaba calzando bien.
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Notitas para Yoongi hyung~
Fanfiction"Jimin dijo que si no me atrevía a hablarte, lo mejor es que te escribiera notitas. Además, dejé un osito de caramelo con esta~ Espero que disfrutes del dulce tanto como yo disfruto verte sonreír. ¡Ten un buen día, hyung!" En donde Taehyung escribe...