Matías.
Una explosión, maldita sea, no puede ser peor que eso. Ya alertamos a lo grande a los captores de Max y Dayana.
Que linda forma de cagarla.
Me incorporo del piso con dificultad, estando en el piso no era consciente de las heridas que tengo en el cuerpo. Estamos a 350 metros del claro del bosque donde está la cabaña.
Supongo que ahí están, espero con todas mis fuerzas que así sea, de lo contrario no sé qué haría. He concentrado todos mis esfuerzos en avanzar rápido, pero con paso firme y seguro para llegar al lugar.
Hasta que antes del perímetro establecido como crítico, uno de mis hombres activó el campo minado.
La pierna me duele demasiado cuando me pongo de pie, reviso y tengo una herida abierta en el muslo, el brazo y una en el abdomen que manchan de sangre todo el uniforme. Los ojos se me aclaran y salgo de la nebulosa en la que me encontraba, mis hombres están heridos es su mayoría con lesiones que son de considerar, las laceraciones pueden infectarse en cuestión de horas cobrando más vidas de las que voy a salvar.
Pero a diario nos enfrentamos a eso, justamente a salvar, menos vidas de las que pretendemos proteger, al menos en este caso aplica.
Me pongo de pie con dificultad, pero logro hacerlo de una forma tambaleante.
Mis hombres están tirados en el piso, algunos conscientes y otros que aún no regresan del impacto de la explosión.
La ola expansiva fue de gran magnitud y a duras penas logramos protegernos tras unos árboles sin acabar de activar todo el campo minado.
Eran minas que se conectaban entre sí, el hueco que queda entre la maleza y la tierra lo confirma, cerca de 50 metros de material explosivo bien distribuido me deja sin muchos hombres con quienes contar.
Regreso unos 10 metros dentro del área de impacto y logró ver lo que esperaba, pedazos del soldado que activó la mina y resistió lo que pudo para que la tropa se pusiera a salvo.
Los ojos se me encharcan cuando pienso en él, era muy joven para morir de esa manera. Es más, muy joven para morir.
Cuando regreso cojeando varios de mis hombres se están incorporando o evaluando sus heridas, algunos heridos más graves que los otros, pero hay cerca de 10 que tienen heridas mínimas.
—¿Alguno de ustedes tiene el otro radio?— cuestiono con nerviosismo.
Perdimos comunicación cuando estábamos avanzando a media noche, ahora ya está amaneciendo y prefiero ponerme en comunicación con Federico para informar de la situación.
No en vano soy el que está más cerca del objetivo.
—No, señor— responde uno que tiene solo unos rasguños aparentes—. El compañero encargado de las comunicaciones aún no despierta.
Asiento y camino con dificultad acercándome al soldado que está boca abajo.
—¡Soldado!— lo sacudo con cuidado para que despierte—. ¡Soldado!— hago otro intento y pongo mi dedo en su pulso.
Me congelo, su pulso es lento, demasiado lento. Reparo su cuerpo con detenimiento, él es de los más afectados por la explosión. Tiene metralla en el cuerpo, algunos clavos incrustados en el tórax, en mi urgencia solo quería despertarlo sin hacer mucha evaluación, es más grande mi afán de llegar a los rehenes que mi equipo.
—¿Qué pasa, capitán?— cuestiona el soldado que no se ha despegado de mi lado.
Muevo la cabeza en negativo, sé lo que va a suceder.
ESTÁS LEYENDO
Ministro +21
РазноеElla es docente, cursa una maestría en Historia y milita en una organización de izquierda. Ellos, tres hombres con defectos y cero virtudes, no entienden que el fuego y el hielo pueden convivir en un solo ser, resultando fascinante, atractivo para...