El día de navidad siempre ha sido uno de mis días favoritos del año, siempre lo pasábamos con la familia de Enzo, y desde que Papá Noel dejo de existir para nosotros nos hacíamos regalos entre nosotros, pero con la tradición de que los dejasemos bajo el árbol, y este año no ha sido diferente, pero lo que si lo ha sido es que por primera vez en no ha sido mi madre la que me ha venido a despertar el día de Navidad con su tradicional "Buenos días y feliz navidad" en tono cantarín, ha venido Enzo y una sonrisa más tonta no me pudo aparecer en la cara cuando me despertó.
-Buenos días, princesa. -y tras eso un dulce beso.
-Buenos días, rubio - susurré aún medio dormida.
-Arriba que ya están todos esperándote para abrir los regalos -me recordó y tras eso, dejo un par de besos en mi mejilla.
-Voy déjame cambiarme -dijo, aunque tenía más ganas de dormir que de levantarme.
-Vale. -sonrió y tras otro beso se fue.
Me costó lo mío levantarme de esta cama tan cómoda que me había tocado, pero lo hice, y tras lavarme la cara para devolver algo de color a mi rostro, me vestí con un chándal beis.
Llegue al salón y la mayoría parecían llevar levantados un buen rato, sacaban fotos, intentaban adivinar que había dentro, y también estaba mi hermano que sus regalos nunca serían sorpresa, es imposible contarle un secreto a Marc y que no se le escape, pero los suyos los tiene bien escondidos.
Me senté junto a Enzo y Kami y tras los saludos de por la mañana empezamos a abrir regalos.
Los regalos de los adultos entre ellos resumidamente son, colonias, joyas y un sorprendente viaje que nuestros padres les regalaron a nuestras madres para las islas Bora Bora en la Polinesia Francesa.
Tras un rato de llantos de alegría y cientos de besos y abrazos de nuestras madres a sus parejas, nos tocó el turno de abrir nuestros regalos, de mi hermano Enzo y yo ya sabíamos lo que nos regalaría, a mí un reloj de oro rosa de Tommy Hilfiger y para Enzo 150 euros, porque, palabras textuales de Marc, "no tengo ni puta idea que regalarte". Y para sorpresa mía y de todos los presentes, sobre todo de Kami, recibió de parte de Marc un bolso de Bimba y Lola, color turquesa, el color favorito de ella.
-No, no... no puedo aceptar esto... -dijo ella atónita.
-Pues claro que lo aceptas, es un regalo. Pero si no te gusta lo puedes cambiar. -le respondió.
-No, si... si me gusta, me encanta, pero no puedo aceptarlo, de verdad. -contestó.
-Tengo aquí el ticket, pero si te gusta, voy a romper el ticket y no vas a poder devolverlo.
-Marc, en serio... que no puedo aceptarlo, esto cuesta una fortuna.- Kami me miró sin saber qué hacer y yo solo le pude sonreír haciéndole entender que lo aceptará, era un regalo al fin y al cabo, y lo más importante, de Marc.
-Lo cogí en rebajas, lo vi, y me acordé de que un día os oí hablando de este bolso, y de que tú lo querías en este color. Cuando lo vi, y vi el precio, no me pude resistir a comprarlo. Así que te lo vas a quedar. ¿Te gusta? Sé sincera.
-Claro que me gusta.
-Pues no hay nada más que hablar. -cogió un papel del bolsillo y lo rompió en pedazos. -¡Voilá!
-Muchas gracias.. . -dijo ella en susurro, que se notaba que aún estaba simulando la situación.
-De nada. -le respondió él a la vez que le daba un abrazo.
Yo me quedé de lo más sorprendida por la situación, pero al mirar a Enzo lo vi relajado, como si esto fuera el pan de cada día.
-Bueno, me toca. -dijo de repente Enzo. -Toma el tuyo Marc, Kami y Nia.
-Gracias -le agradecimos todos.
Los tres nos pudimos a abrir sus regalos, y yo no me pude quedar más sorprendida al ver lo que había dentro del sobre que me había dado.
Había dos entradas.
Dos entradas para un concierto de Sebástian Yatra, en Barcelona.
Por un momento no supe como reaccionar, yo sabía del concierto desde hacía meses, pero cuando me decidí a comprarlos poco después de que salieran, ya se habían agotado.
-Enzo... ¿Cómo las has conseguido?
-Tuve que estar una hora frente al móvil para ver cuando salían las dichosas entradas, pero valió la pena. ¿Querías ir a verle, no? -respondió.
-¡Pues claro! -sonreí como una tonta y me lancé para darle un abrazo, aunque eso no era lo que quería hacer en verdad. -Muchísimas gracias, rubio.
-De nada, princesa.
-¡Macho! -exclamó mi hermano al desenvolver el regalo y abrir la caja. - ¿Cómo sabías que la estaba buscando?
-Estoy demasiado tiempo contigo, y tú móvil tiene guardadas todas tus búsquedas. -respondió.
Ambos se rieron, aún no me había fijado en que era, pero al verlo me di cuenta de que era una sudadera estilo universitaria pero con el logo de Tommy Hilfiger, si es que ya os tenía dicho que nos parecíamos demasiado.
Para Kami un collar dorado, con la letra k.
Y le llego el turno a Kami, que a Enzo le regalo una visera de Nike sencilla negra y logo blanco, a mí un pantalón acampanado negro y un top a rayas blancas y negras con los hombros al descubierto, y a Marc una pulsera de cuerda de plata, yo ya sabía de ese regalo y fue idea mía porque yo le había escuchado hablar de que la quería.
-¿Cómo lo sabías? -preguntó él sorprendido. -Te lo ha dicho Nia ¿verdad?
-Puede que sí, puedo que no. -respondió.
-Muchas gracias, me encanta. -le agradeció él.
De nuevo se abrazaron y yo decidí no interrumpirlos, y le di su regalo a Enzo. Me había costado encontrarlo, pero, lo hice.
Al abrir la caja de zapatos, su cara fue de sorpresa total, primero miro el interior y después a mí sin siquiera levantarlos para verlos, me abrazo y casi nos caemos al suelo.
-Muchas gracias, gracias, gracias. -me susurro al oído.
-Hijo, ¿qué es? -le preguntó su madre.
Él levantó las zapatillas, unas Nike Air Force 1 Just do it blancas.
-Ay cariño, no tenías que gastarte tanto. -me reprochó Caroline, siempre lo hacía, así que solo le sonreí.
Pasó su brazo por mí hombros y me atrajo hacia él y me beso en la frente, no me soltó y yo tampoco quise que lo hiciera, por último le di los regalos a Kami y a Marc. A ella le regalé un vestido de cuello cruzado y ajustado de color morado claro, y a Marc unas gafas de sol de Ray Ban negras.
Tras los últimos regalos de nuestros padres para nosotros, para cada uno, incluida Kami, a nosotras unos pendientes de perlas, cada uno con nuestra inicial y a ellos otros pendientes solo que uno para cada uno, ambos diamantes.
Cuando acabamos de darnos los regalos, desayunamos, y nos arreglamos para ir a visitar más lugares como la Catedral de Milán o el Duomo, y antes de cenar nos recorrimos toda la Galería Vittorio Emanuele II, volvimos a cenar en un restaurante precioso y llegamos a casa exhaustos.
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No basta con decir, Te quiero.
RomanceNia lleva enamorada años del mejor amigo de su hermano, Enzo. Tras volver de un viaje de tres meses Enzo ha cambiado, tanto que hasta se ha enfrentado a su mejor amigo para poder estar con ella. Pero cuando un compañero nuevo, con mirada que transpo...