Capitulo 30

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Nos acercamos a una de las escasas zonas donde había menos candados y de una pequeña bolsa sacó un candado dorado con forma de corazón.

-Lo mandé hacer poco después de llegar, había pasado unos días atrás por delante de una tienda donde grababan lo que quisiese en candados, colgantes, pulseras, etc. Y un día entre y veinte minutos después salía con este candado grabado. -explicó antes de darme el candado para que pudiese observarlo.

Lo que había grabado en él eran las iniciales de nuestros nombres dentro de dos corazones entrelazados.

-Nia, yo no quiero poner este candado y dejarlo en eso. Quiero que hagamos una promesa, la de querernos siempre.

Sonreí pero me costó. -Yo siempre te voy a querer.

-Yo también te querré siempre, no lo dudes nunca.

-¿Lo colocamos? -pregunté emocionada, pero ya no tanto como hace unos minutos porque de nuevo la decisión que debía tomar se coló en el centro de mi mente.

-Claro.

Lo abrió y lo colocó, yo cogí la llave y cerré el candado, nos miramos y juntamos nuestras manos para lanzar la llave al Sena.

-Te quiero, princesa.

Pude haberle dicho que también le quería, podía haberle besado, podía haberle abrazado, podía haber hecho tantas cosas y en vez de eso lloré.

-Nia, ¿qué ocurre?

-Enzo... -hipé. -Enzo...no puedo...

-¿El qué no puedes?

-No puedo...-respiré e inspiré varias veces hasta conseguir calmarme un poco. -No puedo tener una relación a distancia, contigo menos.

Bajó la mirada al suelo y su rostro se endureció, pero no tardó en ocultarlo. Así era él.

-Vale, ¿te apetece ir ya a por tus cosas?

Asentí y volvimos al coche donde nos mantuvimos en silencio, igual que mientras me ayudaba a recoger mis cosas y también cuando después de tomarnos un último croissant nos dirigimos al aeropuerto.

Antes de llegar a los controles nos paramos en seco.

-¿Lo has pensado bien? -preguntó.

-No hagas esto más difícil.-supliqué.

Asintió y beso mi coronilla. -Ten buen viaje.

-Gracias. -dije en un susurro que no sé si llego a escuchar antes de girarme y dejar un trozo de mi corazón atrás.

No basta con decir, Te quiero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora