Volvimos a clase sin cambios entre ambos, ni tampoco entre Kami y yo. Ahora que Enzo y yo estamos juntos, y la gente lo sabe, y aparte de las admiradoras de Enzo, no hubo ningún inconveniente, Biel se alegró muchísimo por nosotros y hasta dijo de prepararnos un pícnic en la playa, pero a Enzo no le apetecía.
Como novedad navideña, a mi clase llegó un alumno nuevo, Killian Shaw, a mi parecer y para el resto de seres femeninos de mi curso, es bastante guapo, no tanto como Enzo, pero tampoco voy a engañar a nadie si digo que no es feo.
Lo sentaron en la mesa que está a mi vera, y a así de cerca pude contemplar mejor sus facciones, tiene el pelo castaño, con algunas ondulaciones, que sobresalen por el borde de la capucha de su chaqueta, también tiene los ojos azules,es alto y tiene un cuerpo musculoso.
-Señor Shaw, no está permitido el uso de capuchas ni gorras en el aula. -le informó el profesor de historia del mundo contemporáneo.
Killian lo miró unos segundos, desafiándolo, pero al no recibir ninguna respuesta del profesor acabo quitándose la capucha, dejándome ver un tatuaje de una rosa que comienza cerca de la oreja y termina poca antes del final del cuello. Debió notar mi mirada porque me fulminó con ella, igual que hizo con el profesor, pero a diferencia de él yo giré la cabeza e intente atender a las explicaciones del profesor, aunque me resultó complicando teniendo cuenta que se pasó la clase dándole a la mesa con un bolígrafo.
Después del descanso nos tocó educación física, y tras un calentamiento y un par de vueltas al campo, la profesora Ana María nos puso por parejas, más o menos compensadas entre chicos y chicas, y me toco con Killian.
Eran ejercicios de fuerza, el primero consistía en cogerse de los antebrazos y flexionar las rodillas simultáneamente, pero Killian no parecía dispuesto a hacerlo, ya que estaba apoyada en una pared así que fui hasta allí.
-¿No piensas hacer nada? -le pregunté.
-¿Hacer qué? -preguntó.
-El ejercicio que la profesora mandó. -expliqué tranquila.
-Ah, pues no, pasó. -respondió él, como si fuese de su elección hacerlo o no.
Me reí sarcásticamente.
-No puedes decidir sí o no. Lo tienes que hacer.
-¿Quién me obliga a hacerlo? -preguntó. Ya empieza a cansarme, pero inspire y conteste intentando sonar tranquila. - ¿Tú?
-La profesora, ella te manda.
-Pues dile que no me apetece. -contestó.
-Voy a tener mala nota por tu culpa. - le reproché.
-¿Y qué quieres que le haga?
-El ejercicio.
-¿Qué me darás a cambio?
Volví a reírme sarcásticamente.
-No te tengo que dar nada, te lo estoy pidiendo, porque no solo tendré yo mala nota, tú también.
-Ah, pues entonces me da igual.
Resople, cerré los ojos y me fui hacia la profesora.
-Profesora, el nuevo alumno se niega a hacer el ejercicio. -le expliqué.
-¿El nuevo? Vale. Vamos a hablar con él. -me respondió con una sonrisa.
Fuimos hacia allí y yo crucé los brazos al llegar allí.
-¿Killian cierto?
-Sí, profesora. ¿Qué ocurre? -preguntó con una voz encandiladora.
-Nia me ha dicho que no quieres hacer el ejercicio. ¿Es cierto? -le explicó.
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No basta con decir, Te quiero.
RomanceNia lleva enamorada años del mejor amigo de su hermano, Enzo. Tras volver de un viaje de tres meses Enzo ha cambiado, tanto que hasta se ha enfrentado a su mejor amigo para poder estar con ella. Pero cuando un compañero nuevo, con mirada que transpo...