Las clases fueron normales, Killian simplemente me saludo al verme con una de sus sonrisas y yo se lo devolví de la misma manera.
En ninguno de los descansos vi a Enzo, por eso cuando Marc se sentó al lado de Kamilla y Jordi le pregunte por él.
-No tengo ni idea, enana. No ha venido a clase. Si quieres le llamo.
-No, pero gracias.
-¿Seguro que estás bien? -me preguntó a la vez que cogía mi mano y la acariciaba.
-Estoy bien. -respondí, aunque en el fondo sabía que lo decía para autoconvencerme.
Al volver a casa, le pedí a Marc que entrase en casa y me calentase un plato de comida mientras yo preguntaba por Enzo.
Timbre y me abrió Caroline.
-Hola Caroline, no sabía que habías vuelto. -dije.
-Hola cariño, si volvimos esta mañana. ¿Ocurre algo?
-Sí, me preguntaba si Enzo estaba en casa.
-No, ¿acaso no ha ido a clase?
-No, no ha ido. Yo no lo veo desde el viernes.
-¿Has intentado llamarlo? -preguntó.
-No, no estamos en nuestro mejor momento.
Me sonrió enternecida. -No te preocupes cariño, Enzo a veces cuando se siente perdido, escapa. Pero siempre vuelve, vuelve igual que se fue sin avisar. Un día de repente no estás y por la noche aparece en pijama en la cocina.
-No lo sabía.
-A Enzo le cuesta mucho abrirse, por mucha confianza que tenga, pero tú no te preocupes, intentaré contactar con él.
-Vale, muchas gracias Caroline.
-No es nada.
Nos despedimos y entré en casa, mientras comíamos le conté a Marc lo que la madre de Enzo me había contado y se quedó sorprendido. No tardé mucho en acabar de comer y me encerré en mi habitación para hacer los deberes y estudiar para el examen de historia que tenía en unos días. A las seis y cuarto de la tarde, Marc tocó a la puerta.
-Nia, ve a la puerta. Caroline quiere hablar contigo. -me dijo.
-Ahora mismo voy. -contesté.
Me puse una sudadera y fui hasta la entrada, y me encontré con una Caroline algo temblorosa, con mirada perdida y vestida con un chándal marrón, algo nada habitual en ella.
-¿Ocurre algo? -pregunté preocupada.
-Nia, cariño. Lo he encontrado.
-¿Dónde está?
-En Francia, con mi padre. -dijo. -La sirvienta me ha llamado y me lo ha dicho.
-¿Está bien?
-Me ha dicho que desde que llegó el sábado a mediodía casi no ha comido y que duerme en el sofá de la habitación de su abuelo y que no habla con nadie.
-¿Por qué? ¿Por qué está así? No lo entiendo, lo que pasó entre nosotros no fue para tanto.
-Cariño, puede que lo vuestro fuese solo la gota que derramo el vaso, pero no está allí por eso.
-¿Entonces por qué está allí?
-Yo solo puedo decirte que una de las razones es que mi padre tiene cáncer, se lo detectaron hace unos meses, pero ya no pueden hacer nada. Ahora me arrepiento, Enzo es muy intuitivo, pero no se lo dijimos y ha debido de enterarse por su cuenta. Nia ya sé que lo que te voy a pedir es una locura, pero podrías ir este fin de semana verle. Prometo pagar los gastos.
-Me encantaría ir, pero ¿por qué no vas tú? Eres su madre.
-Nia, la última persona que Enzo quiere ver ahora, somos su padre y yo.
-Hablaré con mis padres. -dije.
-Gracias, cariño. Yo también hablaré con ellos.
-Gracias por contármelo.
-Merecías saberlo, cielo.
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No basta con decir, Te quiero.
RomanceNia lleva enamorada años del mejor amigo de su hermano, Enzo. Tras volver de un viaje de tres meses Enzo ha cambiado, tanto que hasta se ha enfrentado a su mejor amigo para poder estar con ella. Pero cuando un compañero nuevo, con mirada que transpo...