Capitulo 20

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Hablar siempre ha sido mi mejor método de escape y de ayuda cuando me necesito aclarar las ideas.

Cuando llamé el viernes a las ocho de la noche a Kami, y le pedí si nos podíamos ver, no dudo en decir que sí.

-¿Estás bien? -me preguntó preocupada al verme llegar.

-Sí, ...no. -le contesté cansada de fingir sonrisas.

-¿Tiene que ver con Marc? -preguntó directa mientras me agarraba la mano con fuerza y cariño.

-Si y no. Ayer hablamos y... -le conté resumidamente lo que me había dicho Marc y cuando acabe cogí mi capuchino y bebí.

-¿Ahora no sabes como tratar a Enzo? Me equivoco.

-Sí, supongo que es eso.

-Mira cariño, tú llevas enamorada de Enzo tantos años, que yo siempre pensé que nunca tendríais nada y que se quedaría en un amor de infancia, pero paso, tenéis una relación, pero desde el momento que lo oficializasteis sentí que no duraríais mucho.

-¿Crees que Enzo es un amor de infancia? -le pregunte. Necesitaba escuchar sus sabías palabras, su verdad, necesitaba saber mi realidad desde otro punto de vista.

-Yo creo...es un amor de infancia. Estoy segura de que lo quieres, y que él a ti también. Pero ahora que él te quiere de la misma forma que tú hace años, tú a él ya no, pero te has estancado, y no avanzas. Es mi opinión, como yo lo veo. ¿Tú qué crees?

-No lo sé... -respondí en un susurro casi inaudible.

-¿Te apetece dar un paseo?

-Vale.

Todo el recorrido lo hicimos en silencio escuchando las olas del mar, y dándonos calor agarradas de ganchillo. Al volver a la cafetería me hizo una sugerencia.

-Deberías hablar con Enzo.

-No sabría qué decirle.

-Sé tú misma, sé sincera, cuéntale tus preocupaciones, estoy segura de que las entenderá y si no lo hace es porque no te ha querido, por lo menos de esta forma. Si te quiere entenderá que su pasado te afecta en vuestro presente, si te quiere también entenderá que tienes que vivir, disfrutar, y vivir aventuras, conocer a más chicos y no privarte de enamorarte. Porque no me niegues que llevas años sin ponerlo el ojo a ningún chico a excepción de Enzo. ¿Cierto?

-... -no contesté pero le sirvió como respuesta.

-Date una oportunidad, estos años tu corazón no ha dejado de dar vueltas al rededor de Enzo, yo creo que también podrías darlas al rededor de otras personas.

-Podría decir lo mismo de ti con Marc.

-No cambies de tema. -contestó ellas sonriente. -Yo no llevo enamorada de Marc desde los diez años. Tienes dieciséis en unas semanas cumples diecisiete. No soy psicóloga aún, pero estoy segura de que no es sano.

No me di cuenta de que algunas lágrimas caían de mis ojos hasta que hable de nuevo y mi voz sonó entrecortada.

-Yo no quiero dejar a Enzo, lo quiero.

-Ya lo sé cariño, no tengo dudas. Pero la forma en la que os queréis no esa sana porque no decidís ambos cuando dais los pasos en la relación, ha sido él, cuando a él le dio la gana quiso algo contigo, pero antes no te hacía caso ninguno, otra más de su larga lista de enamoradas, y sí, como tú me has dicho, le das la razón a Marc. Si le das la razón es porque sabes como es Enzo, lo que hizo y lo que puede llegar a hacer.

No dije nada, me quede en silencio, masticando sus palabras saboreadoras, y dándome cuenta de que tenía razón, aunque de nuevo deseaba que no fuese así, que no le diese la razón, que no tuviesen sentido sus argumentos. Pero mis deseos no siempre son órdenes, y este fue otro de los casos.

-¿Qué piensas hacer? -me preguntó Kami mientras caminábamos hacia su casa.

-Debería enfrentarme, hablar con él. ¿No?

-Sí, deberías.

-¿Hoy no?

-Descansa, mañana si te sientes preparada hablas con él, y si tardas dos semanas en sentirte preparada, pues dos semanas tardarás. Lo importante es que hables con él.

-Vale. -contesté suave.

No tardamos mucho más en llegar a su edificio y tras despedirme de ella, camine hacia mi casa, desee que no estuviese abajo pero como hoy ninguna petición mía se cumple este tampoco se cumplió.

-Buenas noches, princesa. -me saludó de primeras.

-Buenas noches. -contesté con una sonrisa antes de intentar abrir la puerta.

-¿No me vas a dar un beso? -preguntó coqueto.

-Estoy cansada -conteste.

Ese fue mi primer error, ni siquiera esconder que no estaba bien.

-¿Qué te ocurre? -me preguntó entrando detrás de mí.

-Te he dicho que estoy cansada.

-Vale, pero estoy seguro de que te ocurre algo más. Te conozco.

-Pues si tanto me conoces porque no me dejas ir a descansar. -conteste cortante.

Se quedó callado y yo aproveché ese silencio para llamar al ascensor que por suerte abrió sus puertas casi al instante.

Mientras el ascensor subía hacia mi planta no pude evitar castigarme mentalmente porque ahora sí o sí iba a tener que darle una explicación, y eso no es lo que me daba más miedo sino lo que él pudiera hacer cuando le dijese que fue Marc quien me metió eso en la cabeza, que me dio un golpe de realidad y me recordó cosas de Enzo que sabía, pero quería obviar y aunque esa parte de mí que no quiere darle la razón a Marc sigue luchando contra la que sí, las puertas se abrieron y con prisa llegue a mi habitación me puse mi pijama calentito, me metí en la cama, cerré los ojos e intente dormir y no pensar en mañana, pero fue tarea imposible hasta que sobre las dos de la madrugada caí rendida a los pies de Morfeo.











No basta con decir, Te quiero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora