Sonó la alarma por quinta vez y en esa me levanté, no desayune porque tenía el estómago cerrado y no me entraba ni un simple vaso de agua.
Baje temprano y al llegar al instituto la puerta aún estaba cerrada. Me senté en uno de los bancos y no sé en qué momento cerré los ojos, al abrirlos Kami me miraba junto a Marc y unos brazos me rodaban dándome calor, no fue buena idea ponerme la chaqueta vaquera a principios de febrero.
-¿No habrás dormido aquí? -me preguntó Kami.
-No, no -conteste aún adormecida. -¿Qué hora es?
-La hora de entrar enana. -contestó Marc.
Suspiré como respuesta, erguí mi cabeza y mi cuello protestó, miré a mi derecha y no pude sorprenderme más al ver a Killian rodeándome con sus brazos.
-¿Qué haces? -le reproche apartándome rápidamente.
-Estabas tiritando cuando llegue. -contestó tranquilo.
-¿Acaso tú ves a una persona tiritando por la calle y te acercas?
-No, pero tú no eres una persona de la calle tesoro.
-¡Deja de llamarme así! -exclamé.
Me levanté rápidamente y entre al instituto, en la entrada estaba Biel y no me pude alegrar más de verlo, llevaba varios días sin verle, ya que no había venido a clase porque su hermana había enfermado y su madre debía trabajar y él la cuidó. Al verme sonrió, pero debió de notar mi malestar en el rostro porque con solo acercarme ya me acogió en sus brazos y me acarició el pelo.
-¿Qué te ocurre? -preguntó suavemente.
-Ya te lo contaré. -contesté en un susurro.
-¿Es tu novia bro? -preguntó uno de sus amigos.
-Tío, que soy bi, pero me van más los tíos, ya lo sabes.
"¿Bisexual?"
-Que sí... -dijo el mismo mientras reían y poco a poco se alejaban.
No me deshice de su abrazo, pero levante la cabeza para mirarle a los ojos.
-¿Eres bisexual? No me lo habías dicho.
-¿No? Pues ya lo sabes. -respondió con una sonrisa. -Me van más los tíos, pero las tías también me gustan pequeña.
"Otro apodo" pensé, pero no proteste.
-¿Vamos entrando? -me preguntó.
Asentí y mientras él me rodeaba la cintura caminamos hasta mi clase cuando tuvimos que separarnos.
Nunca había sentido que Biel quisiese ligar conmigo, y ahora menos después de descubrir su sexualidad. Si soy sincera, nunca me lo imagine, se le ve tan masculino y varonil, nunca le he visto tener algún gesto que lo delatase.
Ya estaban todos en clase, menos la profesora, menos mal, porque justo ahora teníamos a uno de los profesores que más odiaba, Jesús.
Pasaron las clases, y fueron eternas cada una de ellas. Enzo no apareció en todo el día y, por una parte, lo agradecí, pero la otra estaba deseando verle.
Al llegar a casa comí un trozo de pan y un yogur, cuando acabe los deberes y estudie para el próximo examen, baje a pasar a Lucas, necesitaba que me diese el aire y el del mar siempre me había gustado.
Paseamos hasta llegar a mi playa favorita y nos quedamos un rato a contemplar como las olas venían y se iban, unas rompían por otras olas más grandes y algunas lo hacían al llegar a la orilla.
Volvimos a casa y faltaba poco para que empezase a anochecer baje de nuevo, estar en casa me mantenía cerca de Enzo y las paredes sentía como si se hiciesen más pequeñas.
Fui al parque del otro día y me senté en uno de los bancos e igual que por la mañana me dormí, cuando abrí los ojos de nuevo no me encontré con Killian, ni con Biel, ni con Kamilah ni con Marc, sino con Enzo.
Un Enzo con cara de no haber dormido, con cara de haber llorado o tomado algo y de estar con una resaca de mil mundos, y solo se me ocurrieron dos razones para un porqué: eso que me ocultaba o yo.
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No basta con decir, Te quiero.
RomanceNia lleva enamorada años del mejor amigo de su hermano, Enzo. Tras volver de un viaje de tres meses Enzo ha cambiado, tanto que hasta se ha enfrentado a su mejor amigo para poder estar con ella. Pero cuando un compañero nuevo, con mirada que transpo...