Solía conocerte.

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"Solía pensar que eras como un libro abierto, un libro que me había leído decenas de veces y por ende podía interpretarte con facilidad".

"Aquello me recordó a los tiempos pasados, duatente la escuela".

Cómo ya era costumbre, los niños de grados superiores venían por Franklin, atacando en grupo como aves carroñeras amontonandose sobre su comida, el rubio no era el mejor peleando y su resistencia era pésima, delgado y sin fuerza, lamentablemente había sido condenado a una vida de abusos o debería haber sido así pero siempre era alguien más quien recibía los golpes, Nero.

- ¿No te vas a quitar, eh?. - Volvió a golpear al peli-gris en el estómago provocando una mueca de dolor en él pero no sé inclino por el dolor, se mantuvo de pie haciendo de muro entre Franklin y los bullies. - Mierda, si que eres molesto.

Nero - ¡Déjenlo en paz!. - Y aunque no fuera muy diferente a Franklin tampoco podía permitirse que dañaran a su amigo, prefería recibir los golpes.

"Era habitual, siempre miraba tu espalda y no podía hacer nada. Quizá nunca te agradecí correctamente".

"Entonces solo veía un niño asustado que no quería ver cómo golpeaban a sus amigos y se quedaba recibiendo los golpes, al final solo era eso, un niño asustado".

"Pero lo que ví la esa noche en el bosque no era Nero, al menos no el que solía conocer... Era diferente... Cómo si... No lo sé, me cuesta explicarlo".

"Esa brutalidad en los golpes, la falta de compasión en tus movimientos, tu rostro... Un rostro que ni siquiera lograba ver bien, algo que no reconocía, solo era oscuridad absoluta sin un apice de luz en ella".

"Ver eso me aterró, ya no eras el mismo Nero que había conocido".

"¿Que pasó contigo?"

"¿Quien eres, Nero?".

En lo profundo de sus sueños volvía a repetir esas imágenes, viendo la espalda de Nero y entonces el rostro de su amigo empezó a difuminarse, apagándose cada vez más hasta que solo quedó oscuridad, un vacío que no podía ser llenado por nada, el mismo abismo profundo que sabes no debes mirar.

Los huesos quebrándose, sangre salpicando el suelo, el sonido de golpes pesados impactando, rompiendo todo lo que tuviera delante, gritos, chillidos, gemidos de dolor que iban perdiendose poco a poco, cuerpos en el suelo con miradas perdidas, expresiones de dolor mezcladas con el más puro sufrimiento, aunque no estuvieran muertos seguro que deseaban estarlo.

El sueño acababa siempre igual, Nero volteandose hacia Franklin una vez cumplió con su masacre, avanzando despacio, casi arrastrando los pies a la vez que extendía su mano hacia el rubio, como un monstruo acercándose a un niño asustado. Cuando Nero estaba lo suficientemente cerca, cuando su mano ya estaba a unos centímetros de su cara era cuando el cerebro de Fran llegaba a su límite y lo sacaba del mundo de los sueños a la fuerza.

Fran - A-h... - Abrió los ojos de golpe y su cuerpo se tensó, estaba sudando pero todo eso se le pasó rápido al entender que, nuevamente, solo había sido una pesadilla. - Mierda...

Aquamarine - ¿Otra vez un mal sueño?. - Preguntó la hermosa peli-blanca acostada a su lado, en cuanto sintió el movimiento del otro lado de la cama se despertó para ver qué sucedía, al final no era una persona con el sueño muy pesado.

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