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La conversación con Draco me había dejado tocada, dormí mal esa noche y me desperté peor, no tenía ganas de ir a clase y las heridas aún me dolían así que me salté las primeras horas.
Llegué apurada al salón de pociones dónde un pelirrojo me esperaba impaciente, Draco no estaba en clase como ya era habitual.
-Dónde estabas?-me preguntó Ron nada más verme.
-No dormí bien y decidí no ir a las primeras clases-dije indiferente sentándome.
-Ahora estás bien?-me estaba atosigando-podías haber avisado.
-Querías que te mandase una lechuza? Ron estoy bien déjalo-le contesté un poco bruta y me parece que se enfadó un poco. Apoyé mi mano encima de la suya y le di un beso en la mejilla- no te preocupes tanto.-me sonrió de lado.
Acabamos las clases y agotada, fui hacia la enfermería con Ronald.
-Harry se pasa las tardes en el despacho de Dumbledore y no nos quiere decir que hacen-me contaba Ron-a veces le gusta ir por libre.
Llegamos y esperamos a la Sra Pomfrey sentados en una camilla, mientras esperábamos vi unas gotas de sangre en el suelo y me acordé de lo que me había contado Hermione.
-Oye Ron...-me miró- por qué le pegaste a Malfoy?
-Ehm... _____ ya sabes como es Malfoy, por su culpa casi mueres-su comentario me molestó un poco.
-No fue su culpa, él no me lanzó el hechizo-le dije intentando hacer que entrase en razón.
-Pero ya sabes a lo que me refiero-me contestó él.
-No, no sé a lo que te refieres Ronald-le dije ya enfadada.
-Joder ____ es un mortifago, por su culpa no solo tú acabaste en la enfermería, también yo, y también Katy Bell!-Ron se levantó de la camilla y parecía alterado-parece que lo estas defendiendo.-Todo lo que había dicho Ron era verdad, a fin de cuentas, pero yo sabía el trasfondo, era algo que no podía decir.
-No deberías haberle pegado-finalicé calmada. Pero al parecer mi comentario colmó el vaso de la paciencia de Ron (que es bastante pequeño) y se fue enfadado.
Maravilloso, había dejado sola a una enferma, y yo sabía perfectamente que en este caso me tocaba a mi disculparme.
La Sra Pomfrey me quitó las vendas y me volvió a echar el ungüento del diablo. Mis cicatrices se habían ido casi del todo pero había pequeñas marcas que serían permanentes. No pasaba nada.
Salí de la enfermería y fui hacia las mazmorras, me alegré al ver a Regulus sentado en una de las mesas. Me acerqué.
-Hola-me senté a su lado y levantó la cabeza del libro que estaba leyendo.
-Hola...-parecía que estaba analizando mi situación- quieres hablar?-como me conoce. Asentí y salimos a los jardines, hacía buen día ya que estábamos acabando en curso.
A Regulus, y sólo a él, me sentí capaz de contarle la charla con Draco y la reciente discusión con Ronald.
-Has hecho bien-se irguió de hombros-en ambos casos, pero sabes que te toca pedir disculpas
-Sí, lo sé- me costaba hacerlo porque rara vez me tocaba a mí.
Regulus y yo siempre habíamos tenido una relación sana y nunca me juzgaría daba igual que le contase. No sé que haría sin él.

Date cuenta- Ron Weasley y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora