Narración en 3era persona.
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Actualidad.Dos días habían pasado desde aquel desastroso evento que fueron los 18 años de Niall Reed, dejándolo a la deriva y a su suerte en el mundo ya que su padre, el mismísimo Richard Reed, dijo a la prensa al siguiente día que él sólo había tenido una hija y esa era Maddison Reed.
Hecho que fue el ultimátum del azabache de ojos azules, ese día no salió de su cuarto en ningún momento, lo que asustó un poco a su anfitriona Margo, pero ella sabía que tenía que dejar que el chico pudiera lidiar con sus sentimientos él solo antes de poder hablarlo con alguien más, así que no hizo más que dejarlo en paz, al menos ese día.
—¡Niall! Tienes que comer, dejé hecho un poco de espagueti en la cocina...—hablaba contra la puerta de la habitación del chico, estaba preocupada ya que el día pasado no había comido nada, hoy ya era de noche y no había ni almorzado ni desayunando tampoco.—regresaré tarde... como siempre, cualquier cosa te avisaré.—dijo por último antes de salir del lugar.
Mientras tanto adentro de la habitación se encontraba el chico de la polémica, acostado y hecho una bolita en la cama, cama que odiaba porque decía que apestaba a viejo y guardado. Se sentía tan triste allí, a la deriva de sus pensamientos que sólo le recordaban el hoyo en el que había acabado.
Te traen al mundo a la fuerza y hacen de tu estadía una porquería...–pensó.
Escuchó como su estómago rugió, no era para menos; no había comido nada desde el desayuno del día anterior y eso que lo había vomitado después del noticiero. Como pudo reunió fuerzas para pararse de allí y salir a la sala; enseguida el olor de la comida lo mareó y asqueó, no es que no le gustara, simplemente el cómo se sentía le había quitado el apetito.
Pero... ¿cómo se sentía? Bueno, toda la vida se la pasó intentando ser lo que su padre quería que fuera, ser suficiente, en cuánto se dió cuenta que jamás podría llegar a serlo su padre perdió el interés en él, atención que Niall intentó en cada momento llamar, porque eso era lo que quería, quería volver a tener a ese padre que tanto quiso en su niñez, todo era tan bueno antes de la adolescencia, eso era seguro.
Pero no lo había conseguido, en vez de eso sólo obtuvo la pérdida de su familia, amigos y ser desheredado, cosa que no paraba de pensar.
—Maldición, quiero vomitar...—masculló para si mismo al ver la comida.
—¿Niall? ¿Eres tú?—se escuchó la vieja voz del padre de Margo al fondo de aquella habitación.
Mierda.–maldijo mentalmente.
—¿Qué pasó señor Clarck?—respondió el azabache yendo hacia la habitación del señor sin entrar en ella.
—Es que tengo un problema con mi sonda de la orina,—comentó.—ya se llenó y necesita ser vaciada... Margo suele hacer esto pero creo que se le olvidó.—agregó.
Dios, no merezco esto, no me castigues más.–fue lo que pensó antes de entrar a la habitación para después observar al padre de su amiga que se encontraba acostado en la cama, sonrío forzadamente para después observar dónde se encontraba el objeto con la orina del señor.
—Sólo tienes que destaparla, vaciarla en ese contenedor de la esquina y después botarlo en el inodoro, hijo.—explicó. Da mucho miedo incluso allí tirado muriéndose.–asintió y se dirigió a regañadientes a hacer lo pedido, tocando la bolsa con las puntas de los dedos, no queriendo realmente hacerlo y poniendo caras de asco que no podía ocultar, hasta que, mientras vertía el líquido en el otro envase, un poco de éste se fugó por algún lado de la sonda haciendo que Niall lo tocase.
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Bad passive.
Novela JuvenilBad passive. Sinopsis: Un físico inigualable, casi esculpido por los Dioses, un carácter ególatra, narcisista y soberbio; estúpidamente rico... esas son palabras que describen al popular Niall Reed, un chico de 17 años que vive su vida como se le da...