No. 3: Honor, ¿honor? Para después. Cap. #22

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El día pasado después de despedir al socio de mi padre el enano me llamó para seguir con el entrenamiento, una plática, ejercicio y hoy había amanecido con un poco de dolor corporal, según Connor hoy será una "clase especial", por lo que no podría faltar. Debo confesar que últimamente no me molesta asistir a estas sesiones con el rubio; es como si ya no me molestara, en realidad me asustaría admitir que ya hasta me agrada, pero no planeo decir algo como eso.
En fin; hoy era martes, lo que significaba que mañana sería la fiesta de mis 18 años jodiendo en éste mundo, las invitaciones físicas ya se han hecho enviar desde hace una semana según me había informado mi madre, y que mis amigos no las habían recibido porque en realidad las invitaciones le habían llegado a sus padres, lo que tiene sentido.

Después de un baño y haberme vestido con el uniforme salí de mi habitación, en cuanto estuve bajando las escaleras vi como el personal de la mansión estaba yendo de arriba a bajo, con adornos, alimentos, utensilios entre otras cosas; todo mundo parecía muy ajetreado el día hoy, lo cual no me sorprendía ya que no era para menos. Al bajar me encuentro con mi madre en el living, mandando a todo mundo y gritando como quería que estuvieran las cosas a la vez que bebía un poco de champagne que tenía en su copa, al estar a su lado me sonríe.

—¡Cariño! Buenos días corazón, ¿qué tal amaneció el futuro hombre Reed?—inquirió mientras me daba un beso y llamaba a uno de los meseros para que trajera una copa más.

—Estupendo...—respondí algo desganado mientras veía como mi madre tomaba la otra copa y me la extendía.

—Es exactamente como deberías sentirte mi amor, hoy y mañana serás el protagonista de lo que todo joven de tu edad desearía.—agrega.—Después de la escuela te necesito aquí porque te probaras los trajes del diseñador italiano que contraté, le modelarás a mami para ver cuál es el indicado para la noche, aunque por las fotos debo admitir que será muy difícil escoger... también escogerás el champagne con el que brindaremos, éste es un ejemplar, es bueno pero necesitamos uno de más prestigio... ¿no crees?—me cuestiona, a lo que bebo.

—No está mal, pero como tú digas madre...—digo poniendo la copa en la charola nuevamente.—sé que todo saldrá bien en tus manos.—le digo y ella sonríe.

—Tienes razón mi vida.—acredita acariciando mi mejilla.—¡Joder, dije que la estatua de ángeles de oro va justo en medio!—grita mientras se dirige hacia dónde el problema.

—Bueno, creo que iré a la escuela.—digo para tomar paso hacia el garage. Tomé mi auto y salí con un poco de dificultad de la propiedad ya que entraban y salían camiones con materiales para la fiesta. Le pisé al acelerador y conduje por la autopista inmerso en mis pensamientos.

No había pensado en que tanto afectaría todo éste problema a mi actitud, me siento tan... no sabría cómo describirlo, las cosas que están sucediendo me preocupan, aún lo hacen porque sin duda el temor de que todo se sepa me sigue petrificando, sin embargo... en el fondo hay algo que me hace sentir ciertamente banal a la situación, como si nada de lo que está pasando a mi alrededor me afectara directamente, como si hubiera dejado éste plano y sólo pudiera observarlo desde una silla al otro lado de la pantalla esperando que pase lo peor, sin poder hacer algo para contrarrestarlo, sólo pudiendo ver cómo mi vida como la conozco llegará a su fin sin poder cambiarlo, como esas malas películas de terror en el que sabes que el protagonista morirá porque es demasiado obvio, y aún así el muy imbécil no hace nada para salvarse, como si quisiera morir o le importase poco su vida.
Aún así sé perfectamente quién diablos soy, lo que represento y lo que importo, no puedo darme por vencido, no antes de cuentas, no he recibido ni siquiera el primer balazo que me haga retroceder, soy Niall Reed y puedo con esto, lo resolveré sin duda alguna.

Bad passive.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora