Bad passive.

Una carta de despedida. Cap. #33

El tiempo es algo que nunca se ha detenido para esperar a nadie, ni siquiera por las personas con más poder en la tierra, ni mucho menos para quienes apreciaban sus últimos minutos de vida, no es que no le importara, es que simplemente esa era su naturaleza, para algunos eso implicaba un contra del que no podían deshacerse, mientras que para otros era un mensajero de buenas noticias.

Como por ejemplo para Maddison Reed, quién después de mostrarle sus pruebas contundentes a su padre logró deleitarse viendo cómo éste echaba de la mansión a su hermana junto a su familia, la cual incluía a nada más y nada menos que el excéntrico y raro Jonathan Swit, el cual se comportó de manera extraña en cuanto le hicieron cara.

—¡¿Cómo mierdas es posible que no puedas controlar a tu puto hijo?! ¡Arruinó a mi familia aún sabiendo que también es su maldita sangre!—vociferaba iracundo Richard Reed en el gran living de la mansion, teniendo a todos los integrantes de ambas familia allí.

—Hermano, tranquilízate, de seguro fue una de esas peleas de adolescentes que son muy comunes... son niños...—intentaba explicar la madre de Jonny.

—¡Y una mierda! ¿Eres idiota? ¡Le jodió la vida a mi hijo y terminó salpicándonos de mierda a nosotros también!—replicó rabioso.

—¡No le hables así a mi mujer!—se interpuso Robert Swit.

—¡No te metas en esta mierda cuando tampoco supiste educar a tu malcriado hijo!—se dirigió ahora a su cuñado.—No me toques los huevos que puedo acabar con tu maldita carrera en esa compañía petrolera, jodido mafioso.—le escupió sin miedo, dejando callado al hombre.

Entonces una carcajada se escuchó, como si le hubieran contado el mejor chiste de la vida y no pudiera aguantar más las ganas de reír, parecía que se iba a quedar afónico de tanto hacerlo hasta que Richard habló nuevamente.

—¿Estás enfermo, imbécil?—le dijo, Madison podía jurar que su padre estaba al borde de írsele a los golpes.

—Disculpen, es que me es sumamente divertido que nos eches la culpa de los actos que cometiste tú, querido tío...—habló Jonny después de estar callado desde que llegaron allí.—fuiste tú quien le arruinó la vida a mi estimado primo deshaciéndote de él, yo solo te brindé las herramientas,—ahogó una pequeña risa.—el que no se hubiese publicado aquel twitt no iba a cambiar en nada que Niall fuera todo lo que ahora odias; porque el sol no se tapa con un dedo, digo, tú lo desheredaste, lo corriste, lo negaste a nivel nacional en vez de apoyarlo... ¿quién es el verdadero villano entonces?—cuestionó con sorna de sobra, la expresiones faciales del dueño de The Reed House Company eran un poema, porque le temblaba los músculos de la cara, haciendo que Jonny riese una vez más.

—Lárguense de mi casa.—declaró amargamente, su hermana intentó decir algo pero no la dejó.—¡¡LÁRGUENSE DE MI MALDITA CASA!!—desgañitó severamente, haciendo que la familia Swit saliera del lugar.

Madison vió como Jonny se despedía moviendo la mano y guiñándole un ojo al final de manera surrealista, sintiéndose confundida por la actitud del chico. Al voltear hacia su padre vió como su madre intentaba calmarlo pero éste se veía muy afectado y tenso.

—Padre, pero nunca es demasiado tarde para aceptar los errores y...—intentó decir la pelinegra pero fue interrumpida al instante.

—¿Errores?—cuestionó severo.—Aquí el único error fue que tu hermano no haya podido ocultar bien su mierda y que otro hijo de puta viniera a joderlo con ello... esto no cambia nada, nosotros seguimos con nuestras vidas.—concluyó quitándose a su mujer de encima para después salir del lugar, dejando un silencio sepulcral.

Pero más que nada; dejando a Madi triste, llorando viendo cómo su familia que si bien no era perfecta había acabado por fragmentarse totalmente, y aún con ello el tiempo no se detuvo ni por un segundo y siguió su paso.