Estrés y sexo. Cap. #9

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Tom y yo seguíamos espiando la escena de Margo con el sargento desde mi balcón, todo parecía ir conforme a lo planeado ya que Connor no parecía darse cuenta de lo que se avecinaba para él, y eso me daba un gusto sorpréndete. La castaña se acercó al enano y lo saludó de beso en la mejilla, el cual Connor le correspondió.

—Sí, bueno... supongo que sí me he perdido un poco.—le dice, mirando a su alrededor como si no conociese el lugar.—Ando de visita por la ciudad, ¿me podría decir dónde queda el TGB?—le pregunta, mostrándole una mapa.

—¿Aún se usa de esos?—le pregunta el sargento, aparentemente divertido.

—Estoy echa a la antigua, supongo.—le sonríe.

—Bien.—acepta el rubio, tomando el mapa y extendiéndolo en el capo de su camioneta.—Acérquese y le explico cómo llegar.—le indica, pero puedo observar cómo Margo se queda a una distancia cuidadosa, quedando atrás de él. Miré cómo acercaba su mano hacia la parte media entre el cuello y el hombro del enano; parecía ser que le aplicaría la misma técnica que el tipo me aplicó a mí aquella vez.

—Eso es...—susurro, impaciente de que papá pitufo caiga. Pero, de pronto Connor la toma del brazo que Margo intentaba poner entre el cuello y hombro, jalándola bruscamente hasta que el abdomen de la castaña diera contra la camioneta, poniendo su cabeza contra el capo de dicho automóvil y colocando su brazo detrás de su espalda, en una sutil llave.—¿Pero qué?—inquirí, anonado.

—¿Quién te ha mandado?—le pregunta seriamente mientras que no deja que la castaña mueva un solo músculo.

—Mierda, tengo que ayudarla.—digo y salgo corriendo de mi habitación con rumbo al show de abajo. Cuando llegue abajo corrí hacia el enano para golpearlo—¡Déjala hijo de pu...!

—¡Vocabulario!—me interrumpió, deteniéndome de una patada directo al abdomen.—¿La conoces, cabo?—me pregunta después de que me agacho por el golpe.

—Si imbécil, es mi mejor amiga, es actriz.—le digo, intentando retomar el aire que me había sacado.—¿Qué mierdas le haces?

—Se me acerco muy sospechosamente.—contestó.

—¡Suéltame ya, idiota!—se quejó Margo y el mayor la soltó enseguida mientras que la castaña se quejaba del fuerte agarre.—Estaba practicando una escena...—explica, siguiéndome la corriente.

—Si, todos sabemos que se equivocó de carrera la ridícula, pero ¿qué se le va a hacer?—dijo el rubio platinado saliendo de la mansión.—¡Hola soldaduqui!—saludó a Connor con gran ímpetu.

—Buen día... disculpa, pero no me sé su nombre joven.—respondió el enano.

—Soy Tomas Campbell, pero tú puedes llamarme "futuro esposo", guapo.—le coqueteó mientras se acercaba y le extendía la mano, la cual Connor apretó, correspondiendo el saludo.

—Un gusto joven Campbell.—le sonrió, parecía ser que quería reír. Tom no paraba de comérselo con la mirada, no puedo creer que me traicione de esa manera la muy zorra.

—Tom, ya es hora de irnos al instituto.—le increpo mientras lo jalo para que caminara conmigo rumbo a su auto.—Margo, nos vemos luego... al parecer todo se fue al caño.—le digo y ella asiente para después subirse a su cuatrimoto y arrancar para salir del lugar.

—Te espero después del instituto.—me informó el rubio.

—Lo que digas.—respondí apresurando el paso, llegando al auto del rubio platinado y entrando a éste cómo consecutiva.—¡No puedo creer que te le insinúes así al enemigo, Tom!—le dije en cuanto salimos de mi propiedad.

Bad passive.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora