Escucho como tocan repetidamente mi puerta, demasiado escandaloso y sin descanso; retumbando en mis tímpanos como enormes tambores que irritan mi mente.
—¡Niall, párate de una buena vez!—escucho la voz de mi hermana Madison, pero no tengo fuerzas ni ánimo de levantar un solo dedo.
—Hoy no iré al instituto Madi, es más... ya me quiero morir ¿okay? Déjame decaer...—le respondo arrastrando las palabras por el cansancio. ¿Cuánto había dormido? ¿Qué hora era?–pensé, ni siquiera podía abrir los ojos; bueno, no hasta que sentí como el agua fría caía en mi rostro, despertando rápidamente todos mis sentidos y haciéndome caer de la cama.—¡¿Pero qué rayos?!—inquiero enojado.
—Gracias Lucero, creo que no necesitaré más baldes de agua.—dice mi hermana y la sirvienta sale de mi habitación.—¿Si sabes que hora y día es Niall?—me interroga.
—¿Se supone que debo adivinar?—pregunto.
—Es el día de "lleva tu hijo al trabajo" y sabes que este año te toca ir a ti con nuestro padre, esta esperando en la sala tu llegada; así que apresurará el paso y vístete.—me ordena.—¿O quieres otro balde?—amenaza.
—Bajo en unos minutos...—respondo mientras intento incorporarme, ella asiente y sale de mi habitación. Empiezo a quitarme la ropa que tenía y en cuanto me veo frente al espejo palidezco; tenía un enorme moretón en el cuello, mis hombros, cintura, piernas y nalgas tenían marcas de grandes manos, aún se veían rosadas, sin mencionar que tengo unas ojeras demasiado marcadas.—maldición...—mascullo para mí mismo. Rápidamente opto por ponerme unos vaqueros no tan ajustados, una playera blanca, taparía el moretón con una bufanda y llevaría lentes de sol para ocultar mis ojeras; vaya que me veía como una estrella de Hollywood que no quiere ser reconocida. Miro la hora: 8:15 A.M. Eso significa que no había dormido ni la mitad de mis 8 horas de sueño para embellecer.
Escucho como tocan nuevamente la puerta.
—Ya voy, sólo me lavo la cara y los dientes joder...—digo y así lo hago. Estoy devastado, pareciera que una estampida pasó por mí y dió de reversa para hacerlo de nuevo y aparte de eso tengo que ir a la empresa de mi padre porque el maldito día lo dicta; de verdad no tengo el humor de tratar con mi padre o con cualquier otra persona, sólo quiero morirme. Ni siquiera sé qué hice para merecer llevar una vida cómo está.
Al terminar de asearme salgo de mi cuarto y me encuentro con Madison, mi padre y su asistente personal.—Señor Richards, hay que darse prisa si quiere cumplir su itenerario a tiempo.—informa la asistente mientras suena sus tacones irritantemente contra el suelo.
—Ahora mismo subimos al auto,—le dice y después me mira.—¿Y tú qué traes puesto?—me escruta.—Quítate esos lentes ya.—agrega mientras me los arrebata y tira al suelo.—¿Y esas ojeras? ¿Acaso no te da el día para hacer tonterías? También quítate esa bufanda.
—No, la bufando no... tengo... tos.—le digo y finjo toser, él solo niega y sale del lugar para subirse al auto.—Este será un día de mierda, ya lo puedo sentir...
—Toma.—me dice Madison mientras me entrega una pastilla y una botella de agua.—Es un antibiótico, buena suerte y pórtate bien.—agrega.
—Sí mamá.
Después de ello me tomo la pastilla y me subo al auto con mi padre; un lujoso Mercedes Benz negro.
¡La jaqueca me estaba matando! Y la asistente de mi padre no ayudaba en nada hablando y hablando cosas que me importaban un maldito bledo, me limitaba a tallarme la sien e intentar dormir un poco en el pequeño tiempo que nos llevaría llegar a la empresa; bueno... eso intentaba pero al final no será así ya que a mi padre se le ocurrió la grandiosa idea de sacarme plática ¿Acaso no ve que la cruda y la sensación post-sexo hardcore me estaba matando?
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Bad passive.
Ficção AdolescenteBad passive. Sinopsis: Un físico inigualable, casi esculpido por los Dioses, un carácter ególatra, narcisista y soberbio; estúpidamente rico... esas son palabras que describen al popular Niall Reed, un chico de 17 años que vive su vida como se le da...