MI NIÑA ADORADA

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DRIFTMARK. 114 D.C.

- Hay que evitar ponerle fresas a la ensalada de esta noche, Lord Celtigar tiene alergia a las fresas y la piña – dijo la princesa Rhaenys al jefe de la cocina. 

Los últimos días habían sido una locura para la señora de Driftmark se había dedicado a organizar el banquete de celebracion de su aniversario de bodas. Si por ella fuera la celebracion perfecta hubiese sido un viaje en barco con su esposo, pero la serpiente marina había insistido en organizar un gran banquete e invitar a todos los señores de las tierras de la corona, a sus amigos al otro lado del mundo y por su puesto al rey, el cual había encontrado una excusa para faltar. 

- Si, mi señora – contesto el cocinero.

Rhaenys estaba concentrada probando los aderezos de la cena cuando le llego un terrible olor. Al darse vuelta vio a su nieta molesta caminando por la cocina, iba manchada casi de todo el cuerpo. 

- Shh shhh – dijo Rhaenys para llamar la atención de la pequeña Daena. 

La princesa se detuvo al otro lado de la cocina, tenia el ceño fruncido y los puños cerrados, iba manchada de estiercol de pies a cabeza, pero cuando vio a su abuela a los ojos algo dentro de ella hizo que soltara un puchero y llorara desconsoladamente. 

- Oh cariño – dijo Rhaenys acercándose a su nieta, la tomo de la mano y salieron de la cocina al patio – ¿Qué ha pasado?

La princesita de seis años estaba roja de tanto llorar. 

- Dime, dime – insistió Rhaenys poniendose en cuclillas frente a su nieta. 

- Fue Meleys – dijo la princesa entre llanto – yo... quería montarla y me gruño y cai en el estiercol de dragón. 

- Ay mi niña – Rhaenys la tomo de las mejillas – sabes que no puedes montarla. 

- Pero he viajado en ella – agrego ilusamente la princesita. 

- Pero conmigo, corazón. Yo soy su jinete y conmigo no se negará, no puedes hacerlo por tu cuenta ¿queda claro?

Rhaenys vio mucha tristeza y decepción en los ojos de su nieta. 

- Se que quieres un dragón, lo tendrás y será el màs magnifico de todos – Rhaenys le sonrio a su nieta mientras esta disminuia el llanto – pero todo llega a su tiempo ¿si?

Daena asintió entre sollozos. 

- Mi niña adorada – Rhaenys le acomodo unos mechones y luego se puso de pie tomando la mano de la princesa – vamos a darte un baño. 

*

DRAGON STONE. 134 D.C.

Conforme despertaba y se encontraba en todos sus sentidos la princesa Daena sentía los dolores del postparto, la espalda entumida, la cara hinchada y una pesades por todo el cuerpo. Estaba acostada en su cama, su cuarto estaba levemente iluminado por algunas velas y a su lado estaba el príncipe Daeron dormido, sentado en una silla pero con la cabeza y brazos sobre la cama de la princesa. 

El príncipe sintió el movimiento de Daena por lo que se despertó con una sonrisa al verla cobrar consciencia, la tomo de la mano y ella paso sus dedos por la cabellera plateada/rubia del príncipe.

- ¿Cómo te sientes? – pregunto Daeron y luego beso la mano de Daena.

Daena miraba a todos lados de la habitación, estaban solos, la chimenea estaba encendida, Daena estaba cubierta de pieles para mantenerla abrigada, Daeron llevaba puesta su armadura y afuera ya había oscurecido. 

THE BLOOD OF OLD VALYRIA (DAENA Y AEMOND)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora