THE BLOOD OF OLD VALYRIA (DAENA Y AEMOND)

LA MÁS QUERIDA DE TODAS

En tiempos de guerra cada cuervo y cada mensajero era la incertidumbre del que había pasado, casi siempre eran noticias malas: una traición, una pérdida, una muerte o una amenaza. Pero el día sol brillaba sobre Roca Dragon y Kings Landing, ambas fortaleces recibieron buenas noticias (en su parecer). 

En Dragon Stone, se había recibido la noticia que la princesa Rhaenys no se había ido de esa vida sin antes dar un gran golpe a los verdes, ella y su feroz dragona Meleys (que ahora pertenecia a Lady Rhaena) habían causado grandes heridas en el usurpador. Gaemon Blackfyre y su dragon se las habían ingeniado para salir casi ilesos, con un par de heridas no mortales ni molestas, se decía que el caballero había permanecido lo más alejado posible de la batalla dejando todo en manos de Aegon y Sunfyre, por lo que el rey Aegon estaba en cama después de haber sufrido una leve, pero molesta quemadura en su espalda, pero lo peor había sido que la montura de su dragón se había soltado en pleno vuelo que cayo desde los aires golpeándose en la cabeza. Aegon estaba consciente pero su dolor era tan grande que tenia que permanecer bajo los efectos de la leche de amapola, por lo que se nombro protector del reino al Principe Aemond Targaryen. 

Justo después de su nombramiento, el príncipe Aemond recibió la noticia de que su esposa había dado a luz a una niña sana y hermosa a la que nombro Laenys Targaryen, en honor a Lady Laena Velaryon y la recién fallecida princesa Rhaenys Targaryen. El príncipe estaba extasiado ante la noticia, aunque si le preocupaba que hubiese nacido antes de tiempo pero al parecer todo iba bien tanto como para la madre como la recién nacida, su dolor fue estar lejos de las dos y el resto de sus hijos, a los cuales les pesnaba a diario y de vez en cuando lloraba por ellos, por su familia. 

Por otro lado, la princesa Baela se derrumbo sobre sus rodillas cuando se entero del fallecimiento de su abuela, maldijo a Aegon y Gaemon, y por un momento pensó en regresar a Dragon Stone, pero la detuvo la noticia de que Aegon iba herido a la capital. Baela no se le despego ni un solo segundo al rey, cuidaba de él todo el dia, lo alimentaba y le leia y besaba sus labios tiernamente cuando estaba dormido. 

La reina Helaena estaba cansada de lo descarados que eran Baela y Aegon, no le importaba que su esposo se acostara con otras y tampoco le importaba que amara a otras personas, su verdadero dolor era las humillaciones y parloteo de los cortesanos que la llamaban cornuda. Lo que más le abrumaba era el peso de la guerra, ya había perdido un hijo por las imprudencias de su esposo y había escuchado rumores de que también querían que Jaehaera participara en la guerra a lomos de su dragon, ella ya no estaba dispuesta a perder otro hijo o dejar que sus hijos se siguieran manchando la mente con los ideales de su familia. 

*

Después de dos días el príncipe Daeron fue convocado de regreso en Harrenhal, el príncipe Daemon y Caraxes eran necesitados en unas batallas y la fortelza no podía quedar sin un dragón que la custodiase, por lo que el príncipe regreso. Era un alivio para la reina Rhaenyra que su hermano y su esposo cada día se llevaran mejor, Daeron admirara a su tio y que Daemon confiaba en el príncipe. 

Habían pasado tres días desde el regreso de Daeron a Harrenhal, cuando Daena y Ozai de nuevo surcaron los cielos. Obviamente la princesa no se aventuro a la batalla pero ella y su hermana (Rhaena) se encargaron de patrullaje de la flota de los Velaryon. Daena estaba ansiosa por hacer más, pero también quería dejar pasar por lo menos una luna para estar cerca de sus hijos y luego ir a batalla.

Daena estaba marvillada con pequeña Laenys, cada que regresaba del patrullaje pasaba la tarde con ella la alimentaba, ayudaba a bañarla y dormirla, después de dejar a la pequeña dormida su atención era sus otros hijos, les leia junto a la chimenea, cenaban juntos, les enseñaba alto Valyrio y los llevaba la cama.