PRINCE AND PRINCESS OF THE REALM

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Las damas de lady Lynesse bañaron a la princesa, prepararon su piel con cremas y aceites, la peinaron con dos pequeñas trenzas que se unían por la parte de atrás de cabeza donde su cabello se recogía en un pequeño chongo y por último untaron colorete en las mejillas y labios de la princesa. Varias opciones de vestidos se le presentaron a la princesa, pero el que había elegido era todo lo que ella soñaba: un vestido de seda color blanco, con escote cuadrado y hombros abombachados, pegado del busto y abdomen y de ahí tenía caída hasta los talones de la princesa. Aemond había encargado que le hicieran una tiara simple de pequeñas flores color rosa, blanco, azul y amarillo, Daena se sentía digna de la palabra princesa.

La ceremonia se celebraría en los jardines del castillo, no habría mas presentes mas que el septon supremo, el príncipe Daeron y el señor y señora de Antigua. Daena habría deseado que su abuelo la acompañara camino al "altar", pero las circunstancias no se lo permitieron, por lo que camino por su cuenta hasta Aemond.

Con cada paso que daba sentía el corazón salírsele del pecho, su respiración iba lenta, pero sentía que el cuerpo le hormigueaba. Tal y como lo había deseado iba descalza sobre el césped del jardín. Levanto la mirada y vio a Aemond parado junto Septon Supremo. Lucia tan guapo, se había cortado el cabello debajo de los hombros, llevaba un pantalón negro y una camisa blanca, por encima un elegante chaleco con patrones de ramas color verde oscuro y un fondo negro.

Aemond le sonrió al momento que llego hasta él. El también estaba nervioso, no habían tenido tiempo de ensayar la ceremonia, pero irían conforme a la marcha. Cubrió a Daena con la capa color blanca bordada a las orillas con verde y dorado, y aprovecho para susurrarle a Daena lo hermosa que se veía.

Todo fue muy rápido, de un acto a otro en los que los príncipes no dejaron de sonreírse y portarse como dos niños riendo levemente cuando torpemente hacían algo mal. Y así se sentían como los dos niños de la biblioteca, los dos niños que se sentían desplazados por no tener dragones, los dos niños que fueron regañados por romper los jarrones coleccionables de la reina Alysane. Había una historia completa detrás de Daena la curandera y Aemond el tuerto.

Pero se llego el momento en que las manos de los príncipes se unían y se envolvían.

- En presencia de los siete yo enlazo estas dos almas – dijo Septon Supremo – uniéndolas para la eternidad. Mírense uno al otro y digan las palabras...

Y los dos príncipes se miraron a los ojos.

- Padre, herrero, guerrero – decían al mismo tiempo Daena y Aemond – Madre, dama, anciano, extraño -y se sonrieron – yo soy de ella/ el y ella/el es mía/o. Desde este día hasta el ultimo de mis días.

Aemond y Daena se inclinaron cerrando sus ojos mientras sus frentes se tocaban, su respiración iba lento, no había ruido que destruyera esa paz, ese momento que habían deseado por las ultimas semanas y que había sucedido como quisieron, como siempre lo recordarían. Y para concluir Aemond llevo su mano derecha a la mejilla de su esposa y la beso con pasión.

Los presentes aplaudieron y rieron ante la felicidad de los príncipes, pero el beso se vio interrumpió cuando Vhagar y Ozai pasaron volando sobre el jardín y rugiendo como uno mismo, fue su manera de hacer presencia ante la ceremonia de sus jinetes.

Al anochecer solo hubo una cena entre los señores de antigua, el príncipe Daeron, los tíos y primos mas cercanos y por supuesto los novios. Todo muy sencillo a petición de la pareja y sobre todo porque no hubo mucho tiempo para organizar algo mas lujoso. Daena no se sintió mal por no tener a sus hermanas o abuelos ahí, solo disfruto el momento.

Aemond prohibió la ceremonia de encamamiento. Ahí en la habitación que les habían dado solo fueron ellos dos. Hicieron el amor de la manera más dulce y romántica posible, mirándose a los ojos todo el tiempo, con suaves caricias, besos lentos y leves gemidos.

Al terminar la princesa se levanto envuelta en las sabanas hasta la ventana donde observo el rio de agua miel brillar por la luz de la luna llena. Vhagar y Ozai dormían en las rocas de la isla, pasando los muros del castillo. De pronto sintió que Aemond la abrazo por detrás, beso su cabello y entrelazo su mano izquierda con la de la princesa donde observo los anillos iguales que ahora compartían.

- No quiero que esta noche termine – dijo Daena aun observando el rio.

- Entonces tendremos que mantenernos despiertos – dijo Aemond haciendo girar a su esposa.

Daena soltó las sábanas quedando desnuda frente al príncipe que la levando poniéndola contra la pared, beso sus labios de manera desesperada y luego bajo al cuello de la princesa haciéndola gemir de placer. Daena tenia sus manos en la nuca de Aemond y luego el príncipe la llevo de regreso a la cama, donde separo las piernas de la princesa y la penetro nuevamente mientras Daena soltaba gritos de placer y se aferraba las sábanas.

Aemond se balanceaba para entrar y salir mientras también gemía levemente, luego tomo las piernas de Daena colocándolas sobre sus hombros para poder moverse más rápido y llegar mas profundo, por lo que Daena gritaba más. Simplemente no podía controlarse, se había acostumbrado a hacerlo en lugares donde no debía contenerse o donde Aemond se encargaba de taparle la boca.

- Aemond – dijo Daena entre jadeos, pero el príncipe no contesto solo la miro morderse los labios mientras su busto se movía al ritmo de las caderas – ya casi llego.

El príncipe rio pícaramente, bajo las piernas de la princesa y se fue sobre ella para besarla rápidamente y le mordió los labios. Regreso a erguir la espalda y chupo su dedo gordo de su mano derecha para luego acariciar la vagina de la princesa.

Daena curveo la espalda al sentir un enorme placer y al ver la reacción de su esposa Aemond elevo la velocidad de sus movimientos. Daena le pedía que no parara al mismo tiempo que volvía apretar las sabanas de la cama, Aemond también comenzó a sentir el cuerpo muy caliente y un extremo placer al acelerar sus movimientos, por lo que se le escapaban gemidos, al terminar ambos descansaron un par de horas y volvieron a repetir.

THE BLOOD OF OLD VALYRIA (DAENA Y AEMOND)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora