AL FILO DE LA RUPTURA

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A la mañana siguiente Daena se despertó con la esperanza que todo siguiera normal entre ella y Aemond, así que envió a una de las sirvientas a invitar al príncipe a desayunar, pero Aemond se negó argumentando que tenia un leve pero molesto dolor de cabeza.

Daena le gustaba hacer intentos por mantener la paz con las personas que creía que valían la pena, pero también era demasiado orgullosa, que el príncipe se negara a desayunar con ella no lo tomo de buena manera. Así que dejo el tema de lado y se concentro en regresar a sus actividades en el comedor comunitario y los otros puntos de la ciudad donde hacia curaciones.

La princesa se levantaba desde muy temprano para ayudar en la cocina, entrenar con Lohar, cepillar a su caballo, montar en Ozai por unos minutos para cuando Aemond despertara ella ya estuviera saliendo a las calles de la ciudad para ir a sus otras actividades. Si podía comía en la ciudad, por lo que no regresaba al castillo hasta el anochecer, justo a tiempo para tomar un baño e irse a la cama. Y así fueron los días y así pasaron dos semanas en las que no le dio tiempo a Aemond de cruzar palabra con la princesa.

Hasta que una noche el príncipe la espero hasta tarde en la biblioteca (por donde tenia que pasar Daena para ir a su habitación) Daena dedujo que si su primo estaba ahí era porque quería hablar con ella. Se paro junto el balcon de la escalera, mantuvo su cara sin ninguna expresión, aunque por dentro su corazón latía con rapidez, ya era hora que arreglaran las cosas, pues nunca habían estado tanto tiempo sin hablar, incluso cuando el estaba en Westeros recibía cuervos hasta dos veces a la semana.

Daena sabia que Aemond era muy orgulloso, sabía que no pediría perdón, pero por lo menos dejarían el tema atrás y se hablarían de nuevo, había esperanza.

-          ¿Qué no odias leer de noche por lo mucho que cansas tu vista? – pregunto Daena.

Aemond cerro el libro que tenia en sus manos, lo dejo en la mesa del centro y se puso de pie.

-          Quería hablar contigo – dijo Aemond aún muy serio.

Daena no dijo nada, guardo silencio para que prosiguiera el príncipe.

-          Mañana al amanecer regreso a Kings Landing, sé que habíamos acordado que me quedaría una luna entera y no espero que regreses conmigo porque como me lo has demostrado has estado muy ocupada.

-          ¿Qué? – dijo Daena en un susurro.

Sentía su corazón desgarrarse, la decepción era enorme y aun mas al saber que el se iba.

-          Tenemos semanas sin hablarnos, solo nos vemos cuando voy saliendo de mi habitación y tu entras a la tuya y no tengo amigos aquí.

-          ¿Y piensas que irte es la manera de solucionar las cosas? – pregunto Daena con una frágil voz. Le costaba mucho entender como Aemond guardaba tan bien la compostura, como le importaba poco irse lejos de ella – ¿Esto significa que rompes nuestro compromiso?

-          No, no, no – dijo Aemond angustiado dando unos pasos al frente – nos veremos en Kings Landing en dos semanas. Las cosas son mejores así Daena, tu continua con lo tuyo y será mejor que yo regrese ayudar a mi madre con los preparativos de la boda.

La princesa ya no sabia como sentirse al respecto de que la boda continuara. La razón principal por la que se casaba con Aemond era porque le quería, porque mantenían una buena relación y comunicación, cosa que no había sido así las ultimas semanas y que probablemente ya no se arreglaría. Un matrimonio frio y por apariencias como el de los reyes sin duda era la peor pesadilla de Daena, pero no tenia el coraje para poner punto final, así que tomo una bocanada de aire y con mucha fuerza miro a Aemond al ojo.

THE BLOOD OF OLD VALYRIA (DAENA Y AEMOND)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora