SEMILLAS DE DRAGON

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Tres días habían pasado desde la reunión y el príncipe de Roca Dragon y sus hermanos se situaron en un punto de la aldea para leer el mensaje de la reina, donde ofrecia tierras, riquezas y títulos de caballería todo aquel fuese capaz de montar un dragón. Muchos lo vieron como una medida desesperada y muchos otros como el camino a una mejor vida, aunque nadie se imaginaria lo sangriento que seria. 

En el primer dia se presentaron mozos, cocineros y otros sirvientes del castillo, pero lamentablemente todos acabaron incinerados o devorados. Despues del tercer dìa comenzaba a llegar mas gente de la aldea que se situaba a bajo del castillo y poco despues gente de otros lados de las tierras de la corona. 

Toda la operación era dirigida por el príncipe Jacerys y su hermano menor Viserys. Helaena se encargaba de enseñarles a los participantes algunos comandos en Alto Valyrio, con la intención que esto fuera mas fácil y se sintieran mas confiados, pero no a muchos les sirvió.

- Un dragón no es un caballo que se deja domar por cualquiera – dijo Daena a Rhaegar mientras observaban todo a lo lejos. 

- Ellos no tomaran mi dragón ¿cierto, mami?

Daena rio entre dientes.

- Tu dragón ya esta unido a ti, no se dejará montar por nadie – Daena le guiño el ojo a su hijo. 

Los días pasaban y no había éxito alguno, Jacaerys comenzaba a perder la esperanza por lo que Helaena le sacaba a caminar a las colinas con la intención de calmarlo, a veces duraban hasta el anochecer sentados sobre el césped hablando de mil cosas, riendo o simplemente disfrutando de sus gratos silencios.

La esperanza de Jace se reanimo cuando Lord Corlys apareció con dos chicos de piel oscura, cabello plateado y ojos violetas, sin duda el linaje era valyrio. Esto despertó los rumores de que los muchachos eran bastardos de Sir Laenor Velaryon. 

- Un placer, mi príncipe – dijo el mayor de ellos estirando la mano – Addam Mares a su servicio.

No era la manera correcta de saludar a un príncipe, pero Jace no le tomo importancia y estrecho manos con el muchacho que apartentaba su edad.

- Muy bien – sonrio Jace a los chicos – ¿Quién será el primero? 

Los dos chicos se miraron y luego miraron a Lord Corlys quien hizo una seña con la mano para que alguno se animara. 

- Ire yo – dijo Addam. 

El muchacho suspiro mientras se frotaba las palmas de la mano en el pantalón y caminaba hasta donde estaban los dragones. Temeroso miro a todos Vermithor estaba dormido, Silverwing se encontraba por los aires, pero Bruma estaba atento a los movimientos del jovencito mientras se acercaba indeciso sobre a cuál ir. 

- No Bruma – dijo Rhaenyra para sus adentros.

La reina observaba todo a lo lejos con su pequeña Visenya en brazos y en compañía de su hermana. 

Addam caminaba a paso lento directamente a Bruma. Lord Corlys y Daena se miraron sabiendo que eso no terminaría bien, pero para sorpresa de todos, el dragón grisesco bajo el cuello cuando el joven se acerco a él, acto seguido subio sobre su lomo y sobrevoló la isla. Las lagrimas corrian por las mejillas de Rhaenyra, pues sabia lo que eso significaba: Laenor había muerto. 

Al dia siguiente siguió la "masacre" cuando Sheepstealer arranco el brazo de un hombre y lo incinero junto con sus hijos, la siguiente muerte fue la de Lord Gormon Massey en su intento de domar al dragón del viejo rey. 

Pero no todo fue desalentador, Silverwing fue domada por un hombre que se hacia llamar Ulf el blanco y Vermithor por Hugh Martillo. Por ultimo, y mas impresionante, Sheep Stealer, por una muchacha pequeña de tan solo dieciséis años llamada Orthy. 

Nadie se acerco al dragón salvaje llamado Canibal y por otro lado nadie encontró a fantasma gris, aun asi el príncipe Jacaerys había cumplido su cometido y había fortalecido la causa de su madre la reina. 

A manera de alentar a los nuevos jinetes, la reina ofrecio un banquete en honor a ellos, esto se llevo a cabo en el salón del trono de Dragon Stone. No fue algo lujoso o grande, pues los tiempos de guerra no lo marcaban como lo indicado. Solo estaban presentes la familia de la reina (a excepción de los príncipes Daemon, Daeron y Joffrey que se encontraban fuera, y de Viserys y Rhaena que estaban en patrullaje) y algunos de los aliados de la reina que las ultimas lunas habían residido en el castillo. 

- Hombrecito – dijo Hugh Martillo al príncipe Rhaegar – ¿Me permitiría bailar con su madre?

Daena volteo a ver a Jace al otro lado de la mesa. El hombre se había pasado los últimos días lanzadole picaras miradas a la princesa lo cual la hacia sentir bastante incomoda. 

- Usted monta a la furia de bronce ¿cierto? – pregunto Rhaegar a Hugh. 

- Asi es, el dragón mas grande ¿te gustaría dar un paseo sobre el? 

- Mi padre monta a Vhagar – contesto Baelon – Vhagar es la dragona mas grande del mundo. 

- Ozai es mas grande que Vermithor – dijo Araena. 

- Son iguales, cariño – contesto Daena. 

- ¿Qué dice princesa? – Hugh se dirigió a Daena – solo será un baile. 

Daena había estado en desacuerdo sobre darle dragones a los bastardos, era darles mucho poder, era un riesgo enorme a que se le voltearan en su contra o se unieran al lado equivocado, con o sin recompensas. Pero el poder ya se les había otorgado, y no es que Daena les tuviera miedo, pero sabia ser prudente y sabia que de vez en cuando tenia que ceder en algo para no ofenderles. 

- Siempre y cuando sea uno – dijo Daena poniendose de pie. 

Hugh sostuvo la mano de la princesa y se unieron al resto de parejas que bailaban, acto seguido por Jacaerys y Helaena. Daena puso su mano sobre la de Hugh para bailar, pero el se había tomado el atrevimiento de tomar a la princesa de la cintura y pegarla a su cuerpo, lo que disguto a Daena y dio un paso atrás para empezar a bailar a una distancia prudente. 

- ¿Cuánto ha pasado desde que inicio la guerra? – pregunto Hugh.

Daena no le miraba a la cara. 

- No lo se, casi el año tal vez – contesto la princesa.

- ¡Vaya! – Hugh alzo las cejas – bastante ¿cierto? 

- Esperemos que con su reciente ayuda esta guerra termine pronto – sonrio Daena a manera forzosa. 

- Debe ser duro para usted, un año sin su esposo, suena bastante solitario. 

Daena por fin lo miro con cara de pocos amigos.

- Si necesita algún hombro en el cual recargarse o alguien calme sus deseos, ya sabe que estoy aquí – le sonrio el hombre – al final de cuentas los dos somos jinetes de dragón.

Eso irrito bastante a Daena, pero mantuvo la compostura. Le sonrio dulcemente, tomo la mano de Hugh y la puso en su cintura y se pego a su cuerpo. Hugh le sonreía pícaramente pensando que había obtenido lo que quería y Daena le acaricio el cabello bajando la mano por su mejilla hasta ir debajo de su oreja donde le presiono con fuerza. 

Hugh Martillo tenso la mandíbula y se quedo paralizado del dolor mientras Daena le presionaba con fuerza. 

- Que montes un dragón no te hace mi igual, lo demuestro perfectamente con estas palabras que no entenderas – dijo la princesa en alto valyrio demostrándole que ella era una princesa del reino, una Targaryen que fue criada en las tradiciones de la Antigua Valyria, pero luego siguió en la lengua común – no necesito de ningún hombre, y si lo necesitase definitivamente no seria alguien como tu.

Daena solto Hugh y dio mediavuelta de regreso a la mesa, donde Aegon soltaba una leve risa despues de ver y escuchar todo lo ocurrido. 

Hugh Martillo se sintió ofendido y humillado, pero no le quedo de otra mas que tragar saliva y tomar asiento.

THE BLOOD OF OLD VALYRIA (DAENA Y AEMOND)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora