NUESTRA FAMILIA

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El sol ya se había ocultado y la noche había caído sobre Daena, Aemond y Ozai, así mismo como una fuerte tormenta que agitaba el mar y grandes olas rompían en las costas de Roca Dragón. Ozai sobrevoló la isla para tener un poco de claridad del perímetro, todo era favorable: solo se veía el mínimo personal - el necesario para el manteamiento del castillo - y no había rastro de Seasmoke, por lo que era probable que Addam estuviera en Driftmark o en Kings Landing.

Sin problema o peligro algún Ozai descendió en la misma colina que daba cercas del castillo. Aemond y Daena entraron por las puertas del servicio, con la cautela que nadie les viera hasta llegar al cuarto que habitó Daena durante la guerra.

Aemond sangraba de la herida del hombro así que Daena le ayudo a quitarse el chaleco verde y la camisa. La princesa arrimo agua, vendas, una aguja y trapos calientes para poder curar a Aemond.

Ambos se sentaron en el piso cerca de la chimenea - la cual ya había encendido Aemond - y Daena comenzó a limpiar y suturar la herida. Afortunadamente no se comprometio nada importante, ni se quebro algún hueso, pero de todas maneras Aemond no tendría mucha movilidad de su extremidad hasta que sanara.

El príncipe llevo su mano a la mejilla de Daena y paso su dedo gordo por la cicatriz de su esposa.

- ¿Qué paso? - pregunto Aemond con dificultad.

Daena no contesto, siguió suturando la herida de Aemond.

- ¿Fue el, cierto? - Aemond se refirió a Gaemon.

- Si - dijo Daena en voz baja, sin mirar a Aemond, ella estaba muy concentrada en curarlo.

Aemond soltó un suspiro lleno de pesar y llevo su mano izquierda a su cara.

- Fue en Refugio de Plata - continuo Daena - nos enfrentamos en el campo de batalla, el iba ganando... puso la daga dentro de mi boca y...

- Para - dijo Aemond con la voz quebrada y la mirada en suelo.

Aemond tomo la mano izquierda de su esposa, sentía una rabia recorrerle el cuerpo, se sentía culpable e impotente, sufria ante todo el dolor que había pasado su familia en el ultimo año y como el decidio darles la espalda.

- Solo será una cicatriz, no es para tanto - dijo Daena haciendo que Aemond levantara la mirada.

A Aemond se le escapaban las lágrimas y el zafiro brillaba por la luz de la chimenea, el príncipe negó.

- Nuestras cicatrices nos hacen fuertes - agrego la princesa.

- Te ha fallado bastante - dijo Aemond mirando a su esposa - lo lamento tanto Daena, debi irme contigo y los niños, debi volar a tu lado y peleado a tu lado, debi estar contigo cuando Ary...

Daena llevo las yemas de sus dedos a los labios de Aemond para callarlo, la princesa negó.

- ¿Lo viste? - pregunto Aemond sobre la muerte de su hija.

La princesa apretó los labios mientras los ojos se le cristalizaban, por último asintió.

- Cuando eramos jóvenes soñábamos con la gloria que se podía encontrar en una batalla ¿cierto? ¡Ja! Pero que par de tontos - Daena hizo una mueca - Se siente bien, defender lo que crees correcto atraves de la espada y el fuego de tu dragón, pero nadie habla de lo mucho que duelen las perdidas - la princesa hizo una pausa - Me temo que ya no soy la misma persona que andaba por las calles de Pentos... se que me he endurecido, enfriado y despreocupado por todo aquel que no sea mi familia, ahora lo único que quiero es tener a mis hijos en mis brazos... los extraño, Aemond.

THE BLOOD OF OLD VALYRIA (DAENA Y AEMOND)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora