LA PRINCESA CURANDERA VS EL PRINCIPE TUERTO

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Después de aquel día todo el mundo confirmo lo que se había rumoreado por los últimos meses, por más que la reina Alicent se había empeñado en ocultar la verdad para no manchar la imagen de su hijo Aemond ante los ojos del pueblo, ese lluvioso día en que Daena fue capturada no hubo lugar a dudas que la princesa nunca había estado del lado de los verdes, nunca apoyo los deseos de los Targaryen-Hightower y que todo este tiempo había reconocido a Rhaenyra como la legitima reina de Westeros.

En Saltpans llovía con una intensidad que no se veía en la región desde hace bastantes años, a Daena le recordaba a aquella trágica noche en Bastion de Tormentas. Pero era su deber custodiar el restante ejército de Rhaenyra que se dirigía a reagruparse en Harrenhal. Por suerte Ozai – el dragon de la princesa – no temía al imponente ruido de los rayos.

- Están recogiendo las ultimas carpas, princesa. Saldremos en quince minutos – le dijo el general a la princesa.

Daena solo asintió mientras seguía parada al lado de Ozai en espera de la señal para custodiar el camino del pequeño ejército de doscientos hombres hasta Harrenhal. La princesa no sentía ánimos de ver a su tío Daemon, la verdad es que  últimamente no tenía ánimos de nada, en las últimas semanas había sufrido pérdidas muy fuertes y su único consuelo era la voz de Rhaenyra en su cabeza diciéndole que juntas buscarían venganza.

¿En qué momento su vida se había tornado de esta manera? En tanta sangre y tanto fuego. A veces solo cerraba los ojos y se imaginaba en Driftmark comiendo con sus padres y sus abuelos o haciendo castillos de arena en la playa junto con su padre o montando en los dragones con sus padres. Desde la muerte de su padre todo se había ido en picada, sus únicos momentos felices fueron su boda y el nacimiento de sus hijos, pero debido a lo vivido en los últimos meses habían pasado a ser recuerdos bastante dolorosos para la princesa.

- Estamos listos, mi lady – dijo un soldado de infantería.

Daena estaba a punto de trepar las sogas para subir a los lomos de Ozai, cuando escucho un rugido ajeno al de su dragón, un rugido fuerte y con mucho eco que reconocía a la perfección: Vhagar.

- ¡Dragon verde! – grito el general alarmando que el enemigo se avecinaba – prepárense.

La princesa se acercó al general jalándolo de la armadura para que la viera.

- ¡Váyanse a Harrenhal inmediatamente! Yo me encargo de Vhagar y Aemond – contesto la princesa.

- Pero princesa...

- No hay nada que pueda hacer general, es una lucha que debe tomar lugar en el cielo – Daena soltó la armadura del general y regreso Ozai para subir a sus lomos y tomar altura en el cielo.

Ozai rugió en respuesta a Vhagar. Daena estaba nerviosa, sabía que este momento iba a llegar tarde que temprano, pero había deseado que nunca pasara, de cierta manera siempre se había preguntado si iba tener el coraje necesario para matar a su propio esposo.

Vhagar era la dragona más grande del mundo, seguida por Vermithor y luego Ozai. Así que Daena tenía que planear bien cada movimiento que diera ella y su dragón, porque ya habían corrido con suerte una vez, no estaba segura que así seria de nuevo.

- Más arriba, Ozai – comando la princesa a su dragón en alto valyrio.

La princesa se sostuvo fuertemente de la silla mientras su dragón subía en casi un ángulo de noventa grados. Iban a las nubes, más allá de la tormenta para esconderse de Vhagar y atacar al enemigo de manera sorpresa.

Al pasar las nubes se quedó volando en un solo punto, esperando poder localizar a Vhagar.

- Tranquilo mi muchacho – Daena paso su mano por las escamas de Ozai. Intento tranquilizarse para no seguir poniendo nervioso a su dragón.

THE BLOOD OF OLD VALYRIA (DAENA Y AEMOND)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora