Mosquito

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Sentía que en cualquier momento su corazón iba a explotar de tan nerviosa que estaba.
Carajo, ¿Por qué Amy tenía que ser tan observadora?
Las miradas inquisitivas de sus cuatro amigas y los dos gatos chismosos le asfixiaban al punto de querer salir de esa maldita habitación.

—Entonces, ¿que te pasó en el cuello? —pregunta Rei con toda la intención de ver el mundo arder.
Es en ese momento dónde una persona más se une a la incómoda –también vergonzosa– situación.
Rini mira a Serena con evidente curiosidad, le observa de pies a cabeza, intentado averiguar si hay más detalles inusuales que se les escaparon. No encuentra nada, salvó la notoria marca rojiza en su cuello, miserablemente escondida con una bufanda.

—¿Qué te pasó ahí?

Serena sabe que debe responder, o Rini iría con el chisme a sus papás y justo ahora no tenía cabeza para lidiar con su padre y sus celos infundados. Sin embargo, no sabe que decir, una cosa es abrirse sin filtro a sus amigas y otra por completo diferente es hacerlo con Rini, su futura hija por todo lo santo.

—Rini, verás, anoche ehh, me picó un mosquito ¡Ajá, eso, un mosquito!

—¿En serio?

—Que si, niña, no seas entrometida.

—¡Serena tonta! No me preocupo por ti, solo no quiero mosquitos en mi cuarto.

La pequeña riña es pausada por el sonido de cortos golpes en la puerta, y antes de que Serena salga a revisar quien es, Mina corre veloz por las escaleras hasta llegar a la puerta, su radar del amor suena hasta casi reventar.
A los segundos, Mina entra con una sonrisa de oreja a oreja, como si hubiera descubierto el origen del universo.
—¿Qué pasa Mina? ¿Quién era? —pregunta Rini con cierto temor, rezando que no sea alguien aburrido como Molly o Kevin.
Pero Mina no dice nada, le mira como si le fuera a explicar un secreto de Estado y se hace a un lado de la puerta de la habitación para dejar pasar a la persona en el pasillo.
Sonríe emocionada al ver a Darien aparecer por la puerta, luciendo ese grandioso suéter negro tan elegante con su cuello de tortuga.

—El mosquito.
Contesta Mina, por fin, de manera sosa y tragándose como puede las carcajadas que piden salir a borbotones de su pecho. Y es que el sonrojo hasta las orejas de la pareja es muy gracioso ante su evidente sesión de "cariños"; la cereza del pastel es la chiquilla que parece ajena a la mini vergüenza que están pasando sus futuros progenitores.


















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Me dió mucha risa está escena en mi cabeza, en la vida me han hecho un chupetón pero conozco algunos casos.

No había actualizado por la carga de tareas y responsabilidades que me surgieron de pronto. Estoy próxima a estar trabajando en mi carrera y todo es un caos.

Les quiero mucho a mis viejos y nuevos lectores que me han visto crecer.
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Darién & SerenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora