Vestido

819 42 3
                                    

Jamás había pasado por una situación como esa, principalmente porque cuando se hizo novio de Serena, ella era una niña y él apenas comenzaba a descubrir sus sentimientos hacia ella.

Pero ahora ahí estaba, deseándola con toda su alma. Hacía un par de semanas que no se veían, bueno tal vez cuando algún enemigo atacaba la ciudad pero eso para nada era una cita romántica. Su rubia insistió en que la acompañará al centro comercial para comprar algunas cosas y él por supuesto no se negó, dentro de sus posibilidades el la complacerla en lo que fuera.

Habían pasado por un par de tiendas de comida rápida, pues no había desayunado, según palabras de ella. Todo iba de maravilla la ojiazul contenta y él disfrutando de su compañía. Pero a su linda novia se le ocurrió la idea de ir a una tienda de ropa, nunca había ido de compras con una mujer y sinceramente no sabía cómo sentirse, sus compañeros de la universidad le contaban atemorizados las historias de cuando acompañaban a sus parejas a comprar ropa o zapatos. Él no los entendía, con Serena todo estaba bien, claro que era un poco frustrante que ella no se decidiera cuál probarse pero siendo que ella era así con todo ya estaba acostumbrado. 
Por fin después de algunos minutos ella comenzó a tomar conjuntos y vestidos; para después llevarlo [Más bien arrastrarlo] hacia los vestidores.
Para suerte de ellos había dos vestidores desocupados y sin perder tiempo su rubia corrió feliz a probarse todo lo que había seleccionado.

Le sorprendió el hecho de que ella tuviese un gusto espléndido para combinar la ropa. Por petición de ella, él tenía que dar su opinión de todos los conjuntos que ella le modelaba.
Debido a su nula experiencia solo daba respuestas vagas como "te ves bien" pero eso parecía hacerla sentir bien y por tanto el también se sentía así. Sin embargo, no fue hasta que Serena salió con un vestido blanco ceñido a su cuerpo, resaltando cada una de sus curvas, mostrando sus blancas piernas y dejándole claro que ella ya no era una niña, ya no, ahí era una preciosa mujer que estaba perfectamente envuelta en aquel tentador vestido con mangas largas pero dejando sus hombros descubiertos. Ahí las cosas se tornaron "duras" para él.
–¿Qué tal me veo?– preguntó ella con un tono tan ingenuo que solo lo atrapó aún más de lo que ya estaba. ¿Qué clase de mujer sensual tenía enfrente?

Sin dudar ni un segundo se acercó a ella tomándola de la cintura para dejar un casto beso en sus labios, bueno eso pretendía él porque aquel beso se tornó ansioso, pasional, diferente a todos los besos que compartían.
Al momento de faltarles el aire, se separó de ella y con su respiración agitada le habló al oído.
– Estás jodidamente hermosa –
Bajó hasta su cuello y sin importarle el lugar donde se encontraban, dejo un gran beso tronado sobre su piel, haciéndola estremecer por completo. Satisfecho por la reacción que causó en ella le dió espacio para que regulará su respiración.

Serena aún sonrojada por lo cariñoso que se había mostrado Darién con ella, le dió una de sus mejores sonrisas y regreso a los vestidores para cambiarse e irse, ya había tenido suficiente de esa tienda. Aunque tal vez regresaría por ese vestido más tarde, rió un poco debido al camino que comenzaban a tomar sus pensamientos.

Darién solo perdió el piso cuando ella le sonrió, sus mejillas aún rosadas, sus labios hinchados por el beso que tuvieron y sus ojos... Ahh sus ojos parecían un universo entero brillando.
Se sentía tan afortunado de tenerla a su lado, de ser el dueño de sus suspiros, de su corazón.

Saliendo de la tienda el la tomó de la cintura, ahora que sabía de la belleza que tenía por novia también era mirada por otros ojos que no eran los de él quería dejar en claro a cuántos bastardos pensaran siquiera en hablarle que ella ya estaba ocupada y que no la dejaría ir por nada del mundo.






















































Quién lo diría, ese Darién es todo un loquillo *<*

Darién & SerenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora