.... si tan solo...

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- Darién se que no estudio mucho, pero te juro que lo haré-
Le dolía escuchar esas palabras.
Ella era tan pura e inocente que no se daba cuenta de las circunstancias.
No era porque ella descuidaba sus estudios, su vida corría peligro si ella permanecía a su lado. No sé permitiría perder a su familia de nuevo.

- Es que no es por eso Serena, ya te lo dije antes, no te amo-

«Tuyo por siempre y para siempre mi amor» se repetía a si mismo.

- ¿Es por Rini? ¿La prefieres a ella antes que a mí? -
Serena no encontraba otra razón para el comportamiento de su posible ex-novio.

- No digas tonterías -
Aunque el se mostrará frío e impasible por dentro lloraba con amargura al ver a su princesa tan triste y abatida.

- ¿Esa es tu decisión final? ¿Mandaras al carajo nuestro amor? -
« Dime que es una broma Darién»

- Así es, no se porque te costó tanto trabajo comprenderlo -

Y esas palabras partieron dos almas que se amaban con vehemencia y locura.

- Está bien. Rini ven aquí -
Esa petición confundió al pelinegro. ¿Pensaba llevársela?
No lo permitiría en cualquier caso.
Esa niña tímida y tierna se acercó con algo de miedo a la rubia que la miraba con amor. Porque ella sabía quién era esa pequeña tan parecida a ella en persona y a él en carácter.

- Necesito que jamás te quites este collar, te mantendrá a salvó de ellos. - Serena le entregó una cadenita con un dije en forma de rosa dorada, abrazó a la pelirrosa para susurrarle algo - pase lo que pase, no olvides que te amo. Mi pequeña dama.

Rini se sorprendió por esas palabras. ¿Ella sabía quién era?
Un mal presentimiento la invadió al ver los ojos tristes de su futura mamá.
Darién veía esa escena tan familiar, llena de amor y tristeza.
Le dolía ser el causante de sus lágrimas pero era por su bien. Se convenció a si mismo para no ir y abrazar a esas dos mujeres que se metieron en su vida de la mejor manera.
Rini se fue de nuevo hacia la sala y ellos dos quedaron en un silencio incómodo.

- Lo sé todo Darién -
Él la miró confundido, tratando de encontrar sentido a sus palabras.

- ¿Qué sabes? -
Ella se volteó dándole la espalda a el amor de su vida, quedando frente a la puerta del apartamento.

- Sé por qué haces esto, yo no puedo decirte que hacer. Pero quiero que sepas que te amo. Te amo como jamás amé a nadie. Hasta nunca Endimion -
Salió del apartamento y al cerrar la puerta dejó su broche de transformación junto al cristal de plata.
Esos monstruos no obtendrían esa joya tan fácil. Confiaba en Rini y las sailors para protejer a la tierra.
Salió del edificio, vió un teléfono público, se encerró en él y cayó de rodillas para llorar y secarse por dentro. Su amor la dejaba sola en ésto y ella tampoco lo quería entrometer en la mierda de su vida. Porque eso había sido desde que ese príncipe la encontró.
Secó las últimas lágrimas y salió de esa caseta, solo para toparse con el idiota de Rubeus.

- Su alteza, el príncipe Diamante la espera en su palacio-
Ella torció una sonrisa.

- ¿Quién te asegura que yo quiero ir? -
Ya nada importaba si Darién no estaba con ella, a su lado.

- Sabia que diría eso -
Luego todo se volvió oscuridad...

Darién golpeaba la mesa de la entrada tirando el florero y fracturandolo en mil pedazos, así como su alma.
Un fuerte presentimiento le atravesó todo el cuerpo.

Serena

Con el pulso elevado, se dirigió a la puerta, la abrió y estaba por salir corriendo pero un brillo inusual en el piso llamó su atención. Se inclinó y con ojos horrorizados tomó el broche de transformación de su princesa.

Darién & SerenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora