Amaya se probaba ropa mientras Pedro hacía sus divertidos comentarios teñidos de sarcasmo e ingenio. No podían creer la inmensidad de aquel palacio, se sentían privilegiados y muy felices de haber conseguido aquel trabajo y pensaban disfrutarlo al máximo, enfundados en sus mejores vestuarios. Era una gran oportunidad y no había nada que agradecieran más que el hecho de poder hacerlo juntos.
-¡Tenemos que irnos! - el grito de Cloe, seguido de un estrepitoso portazo los sacó a ambos de su narcótica risa.
-Cloe ¿Estás bien? - le preguntó Amaya con algo de alarma en su voz.
-¿Qué te pasó, mi vida? ¡Parece que viste un fantasma! - le dijo Pedro acercándose a ella.
-¡Está acá! No sé en qué sector trabaja pero vive en este castillo.- les dijo Cloe tomando asiento sobre la cama y colocando sus manos sobre su rostro para ocultar sus lágrimas.
-No entiendo, cariño. ¿De quién estamos hablando?- le preguntó Amaya intercambiando una mirada de incertidumbre con Pedro.
-Frank. El hombre de la mejor y la peor noche de mi vida vive en este castillo. -les dijo finalmente liberando las pocas lágrimas que aún no habían salido.
-Y tanto lío por ese imbécil, creía que lo habíamos superado. Clo, no vale la pena.- le dijo Amaya primero con enfadado pero bajando su tono luego, para pasar su brazo por los hombros de su mejor amiga.
-Les juro que lo intenté, creí que no me afectaría volver a encontrarlo, pero está tan.. Tan..- dijo sin poder continuar la frase.
-Tan imbecil como esa noche. Amiga, debes enfocarte. Este es el mejor trabajo, ese que esperábamos para dar el salto. No merece la pena abandonarlo por un tipo como ese.- le dijo Amaya intentando hacerla razonar.
-Lo sé, lo sé. Y por eso tengo tanta bronca, pero te juro que cuando lo vi se me dio vuelta el corazón. Está tan..- volvió a decir Cloe suspirando como una colegiala.
-¡Clo, enfócate! - le dijo Pedro con su habitual drama, tomándola de los hombros para que lo mire a los ojos.
-Vamos, que el hombre puede ser el mismísimo Brad Pitt, pero no nos importa. Fue un idiota, se portó muy, muy, muy mal. No merece esas lágrimas y menos que abandonemos nuestros sueños. - le dijo con una seriedad exagerada en su mirada.
Cloe por fin dejó de llorar, sus amigos eran los mejores, lograba levantarla cada vez que caía, la hacían feliz y ella no iba a pedirles que dejaran nada de lo que deseaban por ella.
-Es cierto.- les dijo tomando aire en sus pulmones. Estaba siendo irracional, ya no era una niña. Era una mujer de 27 años, con un trabajo reconocido y la vida por delante. Podía ser madura y superar aquel episodio como la mujer en la que se había convertido. Era una mujer valiente, comprometida con su trabajo que no necesitaba de nadie para valerse por sí misma. Había superado los más tristes duelos y allí estaba, reconocida por su trabajo, rodeada de personas maravillosas y dispuesta a conquistarlo todo.
-Pues claro, cariño, mira este lugar, es colosal- le dijo Amaya invitandola a ponerse de pie y caminando hacia la ventana que gozaba de una hermosa vista del castillo.
-No tiene porque volver a cruzarlo.- le dijo Pedro, abrazándola por la cintura.
-Ahá..- dijo Cloe poco convencida.
-No merece la pena.- dijo Pedro con mirada falsamente amenazante.
-Ni que fuera el mismisimo Brad Pitt.- dijo Amaya emulando las elocuentes palabras de su amigo.
-Ni que… pero es que le pasa el trapo a Brad Pitt. - les dijo Cloe con una risa amarga, intentando sacarle dramatismo a su exagerada escena de los minutos previos.
-¿Ah si? Pues, debo conocerlo entonces.- le respondió Pedro, recibiendo un codazo en su costado por parte de Amaya.
-No, no, eh quise decir. No nos importa, vos le pasas el trapo a Angelina. Clo… - le dijo cambiando su mirada a su temida mirada de “tengo una idea”.
-Vamos a mostrarle a ese falso Brad, lo que se perdió.- sugirió y antes de que ella pudiera responder la hizo girar sobre sus pies con elocuencia.
-Querida amiga, dejalo todo en mis manos.- le dijo logrando que por fin los tres volvieran a reír como ocurría la mayor parte del tiempo que compartían juntos
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Una foto real
RomanceCloe es una talentosa y comprometida fotógrafa y sin embargo aún trabaja como mesera en el café de su tía. En la noche de su cumpleaños número 24, motivaba por sus amigas decide olvidar sus rígidas reglas y dejarse llevar por primera vez en su vida...