Connor observó cómo Christian se dirigía a la entrada de aquel lugar y su ansiedad empezó a crecer.
No era una buena idea.
Él debía entrar y cuidar de Christian...Ugh, cómo sea. Confiaba en él. Si él decía que podía cuidarse, él le creía.
Christian era espabilado. Él podría hacerse cargo de cualquier situación...
Eso trató de decirse todo el camino hasta que llegó al internado.
Según su informe, el Padre debería de estar ya descansando o haciendo cualquier otra cosa fuera de su despacho. Connor rezaba, irónicamente, por que el Padre no decidiera justo esa noche cambiar su rutina y estuviese en el despacho.
Connor tenía que ser rápido.
Algunas monjas daban paseos por los pasillos de los alumnos, otras se encontraban terminando de ordenar las aulas y otras limpiaban zonas como baños, cocina o parroquia. No tenían por qué estar en la ala este del internado. No exactamente.
Connor agudizó su oído por si escuchaba algunas pisadas o voces. No.
Él entró.
Había cámaras pero nadie las vigilaba. O eran muy egocéntricos, o eran muy confiados. Cualquiera que fuera, los hacía estúpidos de todas maneras.
Aún así, Connor tenía que eliminar las grabaciones. No podía permitir que quedara evidencia de que consiguió información de una manera poco ética e ilegal. Técnicamente era su establecimiento, pero eso no le eximía de haber entrado a una habitación sin permiso.
No importaba.
Ya había confirmado que los llevaban a prostíbulos.
Su estómago se revolvió.
Posiblemente esos lugares también entraban dentro de su herencia. Si era así, Connor no quería heredar. Tenía sus principios y aquello superaba los límites más oscuros de su ambición.
Él consiguió penetrar en el despacho sin problema. No hubo complicaciones para forjar el seguro. Había tenido suficiente enseñanza como para saber cosas así.
Sonrió.
Su padre era tan imbecil que cometía errores así.
Un pensamiento cruzó su mente.
David Worren no era estúpido. Nunca lo había sido aunque se le escapase cositas sin importancia.
Era imposible que su padre le haya permitido a Phillip guardar en aquel despacho información relevante e importante. No podía ser posible.
Bien.
Connor aún tenía mucho que aprender, juzguenlo. Aún era joven y todavía estaba tratando de comprender el mundo que le rodeaba por culpa de su padre.
Igualmente, Connor investigó.
Tenía que saber cómo es que planeaban todo. Cómo es que distribuían a los chicos y dónde los asignaban.
Tuvieron suerte de poder seguir a un grupo de chicos, que es donde se encontraba actualmente Christain, pero ¿y los demás? ¿Dónde estaban?
Él abrió los cajones uno a uno, levantó informes, papeles, carpetas y no había nada fuera de lo normal. Solo documentación propia de un lugar del clero.
—Hubiera sido muy fácil.—Murmuró.
Connor observó la habitación de un lado a otro. Debía haber algo más. Era imposible que no hubiese nada. No por algo cerraban con llave el despacho.

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No somos pecadores (2.5)
Teen FictionHistoria de Connor Esta historia no influye en absoluto con las anteriores ("Besos indecentes" y "Juguemos a ser heteros"). Es una historia aparte. +Embarazo masculino #1 en amorgay 19/08/21