5.

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—¿Qué voy a hacer contigo Connor?—El Padre estaba enfadado.—Hace unos minutos estabas aquí, y nuevamente te veo sentado.

—Esta vez no he hecho nada.—Señaló.

—Tú y Viktor estabais muy cerca.—Explicó.

—¿Y eso que tiene de malo?—Connor saltó.

No es como si hubieran estado uno encima del otro, ni siquiera se rozaron. Las reglas era demasiado ridículas.

—Estaba contándole un secreto.—Viktor interrumpió.—Por eso la cercanía; no lo volveremos a hacer.

El Padre pareció aceptar eso, les recordó los motivos y después levantó la mano.

—Está bien, os podéis ir. Que no se repita.

Connor resopló.

Los más jóvenes se levantaron de las sillas y se dirigieron a la puerta.

—¿Y ya está? ¿No vas a ponerles un castigo, Padre? Esa cercanía no era normal...—Se quejó Christian por detrás.

Connor lo miró por encima del hombro, confuso, ¿Christian quería que lo castigasen? ¿Por qué?

—Christian, ya, no hacían nada malo, solo hablaban.—Le regañó Philip.

—¡Pero, Padre! ¡Ellos...!—Siguió.

—¡Christian, detente! No te comportes como un niño.

Los chicos salieron del despacho y no escucharon más.

Connor se cuestionó a qué se debía el comportamiento del Mayor. Christian solía ser amable y protector con él, ¿por qué ahora quería que recibiera un castigo únicamente por haber estado cerca de su amigo?

Viktor rio. Connor lo miró sin entender la gracia.

—Es verdad lo que dicen.—Dijo.

—¿Qué cosa?—Preguntó Connor.

—Que aunque Christian va de maduro con apenas 17 años, es un niño. Y uno muy infantil y quejica.

—¿En serio?

Connor consideraba a Christian una figura tranquila y admirable. Cierto era que su reacción al ver que no recibían un castigo, había sido desconcertante. Connor nunca había visto así a Christian durante los cinco años que llevaba en aquel infierno.

Christian lució molesto y ansioso. Su ceño claro fruncido y sus labios igualmente. Casi lo hacía ver lindo.

¿Pero por qué se puso tan molesto?

—Sí, es cierto que es de mente adulta hasta cierto punto, pero sigue teniendo su lado joven. Es un adolescente después de todo, mucha iglesia no puede quitar eso. —Viktor negó.

—No pensé que él pudiera actuar así...

—Claro que no lo harías, lo tienes en un pedestal. Te aconsejo que lo bajes de ahí, seguramente solo hará que te desilusiones.

—¿Por qué lo haría?—Connor observó a su amigo.

Viktor se encogió.

—Admirar a alguien nunca sale bien.

—¿Y tú cómo sabes eso?

—Hmm...Un pensamiento mío.

—¿Y sobre Christian? ¿Cómo sabías que él tenía ese lado?

—Las chicas.—Aclaró.—Como lo acosan han visto esa faceta suya varias veces, y nosotros acabamos de presenciar una parte pequeña. Creo.

Connor juntó sus cejas.

—Me ha sorprendido.

—Y a mí.—Confesó.—Te aseguro que algún día Christian explotará. No lo veo adecuado para el mundo en el que se supone que quiere meterse. El catolicismo es duro. Y él no creo que sea el ideal para ser el futuro padre. Eso no acabará bien...Sí...Él tal vez explote pero no lo veo capaz de rebelarse.

Connor no comprendía nada.

—¿Qué?

—Eres demasiado lento.—Viktor le dio un pequeño golpe en la frente.—Algún día lo entenderás y yo estaré ahí para decirte: "ya te lo dije".

No somos pecadores (2.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora