No somos pecadores (2.5)

67.

Cuando Connor entró en la habitación y vio a un hombre pelinegro de espaldas creía saber quién era, pero cuando cerró la puerta con poca delicadeza, ya que de todos modos a Liam no le iba a importar, y el chico se giró, Connor pudo ver una cara llena de pecas y un par de ojos verdes llorosos, confirmó quién era.

—¿Qué haces aquí?—Él habló con fuerza.—Ordené que no te dejasen entrar.

El hombre se levantó, parecía cansado. Pero a Connor le importaba una mierda, ese pedazo de basura había sido quién había metido a Liam en la cárcel.

—Connor...—Lucas habló suavemente, su mirada era serena y su voz era delicada.

Connor tenía entendido que Lucas era alguien tranquilo, relajado, alguien que solucionaba las cosas con el diálogo, por ello era abogado, y cuando se enteró que había sido ese mismo Lucas quien había golpeado y metido a la cárcel a su amigo, no se lo pudo creer de primeras.

—Fuera.—Él abrió la puerta de nuevo.—Lárgate antes de que llame a seguridad. Y jodidamente conseguiré que te metan a la cárcel por intento de asesinato a Liam.

Lucas asintió. Estaba dócil. No fue como la primera vez que lo atrapó y habían discutido hasta que el doctor tuvo que separarlos. Ahora parecía cansado, como si estuviera harto de pelear. Y eso no había ocurrido mucho. Solo dos veces antes de esta.

Lucas se movió a un lado y Connor pudo ver un par de ojos de color ámbar. Oh, por el amor De Dios...No pensó que podía amar a unos ojos que no fuesen de Christian. Pero lo hacía.

Su corazón latió con rapidez y se acercó a Liam.

Su amigo parecía confundido y adormilado. Miraba la habitación sin detenerse para luego observar a Connor, como si no supiera quién era.
Ya no tenía todos esos aparatos  esenciales que necesitaban para controlar su respiración, su lengua y sus órganos. Eso significaba mucho.

—Estás despierto...—Él le agarró la mano.—Estás con nosotros.

—La doctora dijo que sigue desorientado. Pasarán horas o días hasta que tenga consciencia de todo. Posiblemente tarde mucho en hablar o...Tal vez no recupere del todo su desarrollo.

Connor le miró mal.

—¿Por qué sigues aquí? Te dije que te fueras.

Lucas asintió, como si fuera evidente.

—Lo sé. Pero no me voy a separar de Liam.

Connor se incorporó.

—No haces nada aquí.

—Soy su amigo.

—Sí, el cual lo envió a la muerte.

—¡No fue culpa mía que intentaran matarlo en la cárcel!

—¿¡Y qué creías que iba a pasar cuando alguien como él entrase a un sitio así!?

Lucas lo encaró.

—Soy su mejor amigo.

—No me importa. He sido yo quien ha estado a su lado día sí y día también.—Connor le recordó.

Lucas entrecerró los ojos, sus ojos verdes lo miraban con descaro desafio.

—Si no he estado con él, es porque tú no me has dejado verlo.

—Agradece que no te he hecho desaparecer después de lo que causaste.—Soltó, sin ninguna pizca de arrepentimiento.

Lucas soltó una pequeña risa.

—Ese es tu problema, eres solo un crío jugando a ser un mafioso. Tal vez yo hice que acabara en la cárcel pero te aseguro que la amistad contigo es mucho más perjudicial que la mía. Tú estás rodeado de ilegalidad, de traición, de sangre...Yo le di una familia. Estuve con él desde que era un niño, le di el cariño que su padre nunca le dio y le di un hogar donde ir cuando estuviera perdido. ¿Dónde has estado tú durante todos estos años? Persiguiendo al mafioso de tu padre, asaltando iglesias y llorando por las esquinas porque tu sacerdote no te elegía.

Connor le agarró del cuello de su camisa.

—No sé cómo sabes eso pero te aseguro que no tienes ni idea de nada.

—No somos las mejores personas pero somos los amigos de Liam, eso es un hecho. Ni tú eres mejor que yo ni yo soy peor que tú.

—No te atrevas a compararme contigo. No somos iguales.

Lucas le empujó.

—Que hayas estado aquí durante el último año no te hace su buen amigo.

—No me importa lo que me haga. Solo estoy aquí para que no se sienta solo.

—Ya somos dos.

—Lárgate.

—No.

Connor le agarró y empezó a empujarle. Lucas intentó zafarse. Y lo que fue una pelea verbal pronto se convirtió en algo físico.

Siempre acababan igual.

Dios, no lo soportaba. Todo esto era culpa de él.