11.

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—¿¡Se puede saber qué es esto!?

Connor y sus amigos dejaron de ver al omosapiens del escaparate y se dieron la vuelta para mirar a la persona que venía a paso fuerte y viéndose muy furioso.

El moreno frunció el ceño al notar que el rubio señalaba su móvil.

—¿Qué?—Dijo sin seguirle.

Bien, parecía que hoy era el día de las cagadas.

Christian acercó más el móvil a su rostro y el moreno comprendió al ver el vídeo.

—Serán hijos de...—Murmuró.

Viktor rio asomándose por detrás.

—Vaya, amigo, estoy, de verdad, muy, muy, muy orgulloso de ti.—Dijo mirando el vídeo donde Connor metía la mano por debajo de la falda de aquella chica.

Connor se pasó la mano por la frente. Ese vídeo podría ser su muerte.
Literalmente.

—¿¡Qué es esto!?—Christian volvió a formular la pregunta.

Connor lo miró un poco sorprendido. Nunca había sido gritado de esa manera por Christian.

Se dio cuenta de que estaban llamando la atención de los de alrededor y cogió el brazo del rubio y se dirigió a algún sitio apartado donde pudieran hablar sin ser escuchados.

—Me pregunto por qué eres tan escandaloso.—Dijo de broma. Christian no rio.

—¡Déjame!—Dijo el bajo, sacudiendo ferozmente su brazo para alejarlo.—  ¡Te he preguntado que qué es esto!—Christian volvió a señalar la pantalla.

Connor lo miró por encima del hombro antes de volver a arrastrarlo para que continuase caminado.

—Y te lo voy a explicar.

Entraron al aseo y Connor dejó el brazo del más bajo.

Christian negó, su ceño claro junto.

—Esto está muy mal...Mi padre se va a enterar.—Murmuró viendo el vídeo.

Connor puso los ojos en blanco.

—Sabes que pasará si lo dices.—Le recordó.

—Bueno, te mereces una lección.—Espetó Christian encogiéndose de brazos.

Connor asintió lentamente y caminó despacio hacia el mayor. Se detuvieron cuando la pared chocó contra la espalda de Christian.

—Siempre quieres decirle a tu padre cuando hago cosas así con otra persona, pero cuando las hago contigo no le dices nada, ¿por qué?

El rubio miró a otra dirección y aplanó sus labios, negándose a contestar.

—¿Por qué no respondes?—Connor se inclinó, su nariz casi rozando la pálida mejilla de Christian.

Connor casi cerró los ojos para poder concentrarse en el dulce pero leve aroma de Christian.

Mierda. Él realmente quería aspirar profundamente el cuello de Christian.

El rubio volvió su mirada a Connor, sus rostros a milímetros de distancia.

—Patético.—Dijo.—¿Me quieres hacer lo mismo que a esa chica? Me arrinconas contra la pared, acercas tu rostro y luego...—Sus ojos se entrecerraron.—Déjame.—Empujó a Connor.

Connor suspiró frustrado observando el comportamiento de su Mayor. Christian se dirigió a la puerta.

—¿¡Tan difícil es admitir que estás celoso!?

Christian se detuvo y se dio la vuelta.

—¿Por qué debería de estarlo?—Dijo luciendo tranquilo.

Connor lo conocía mejor que eso.

—Porque te molesta que le haga a esa chica lo que te hago a ti desde hace tiempo.

Christian tomó un tono rosado en el rostro y sus labios se fruncieron.

Connor reconoció que Chris estaba nervioso.

—No digas tonterías.

Connor bufó y se acercó nuevamente a él. Puso ambas manos en la puerta, a cada lado de la cabeza rubia de Christian, impidiéndole la salida.

—Te encanta que te arrincone y te hable así,—dijo con voz ronca.— aunque te pongas nervioso y tímido... Al ver que se lo hacía a Mitchell, te molestó.

Christian puso una mano en el pecho de Connor.

—Así que "Mitchell" se llama tú amiguita.

Connor casi se ríe.

—Pues quédate con tu amiga,—Siguió Christian.—y hazle todo eso. Si así eres feliz.—Y con eso lo empujó y salió del baño.

Connor golpeó el lavabo.

Solamente le gustaba hacérselo a Christian, verlo sonrojado y nervioso era lo que le hacía feliz.

A él no le interesaba ninguna otra persona. Ninguna chica.

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No somos pecadores (2.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora