Caramelos Escondidos [WillyWonkaxOC]

Noveno

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Mike la ignoró y volteo a ver a Wonka en señal de que a ella no le estaba hablando, ella solo se pudo ahorrar sus comentarios

Wonka sonreía puesto que parecía que ella sí había visto todo el procedimiento de la máquina—¿Y sabes lo que es eso, niño?

—¡Es chicle! — decía la experta de lo mismo mientras mascaba igual de ruidoso que la máquina, su chicle de tres meses.

—¡Si! Es el chicle más fantástico y sensacional de todo el universo — aseguró— ¿! Y por qué!? ¿!saben por qué?! — preguntaba eufórico. Una pregunta que desde luego ninguno se sabía la respuesta— en este chicle pueden encontrar las tres comidas — explicaba.

—¿Para que serviría algo así?— dijo totalmente desconcertado el señor Salt

Una pregunta que Wonka parecía no saber, dudó unos segundos y buscó inmediatamente las tarjetas dentro de sus bolsillos. Buscó en las tarjetas la explicación y la encontró.

—¡Aquí! Se acabaría la molesta tarea de cocinar, solo una tableta del mágico chicle de Wonka es todo lo que se necesita para cada comida del día— dijo mientras pasaba las tarjetas— el chicle contiene: sopa de tomate, carne y pastel de mora— finalizó, guardando nuevamente sus tarjetas sin dejar su sonrisa de lado.

—¡Es increíble!— exclamó la ojiverde maravillada de aquel invento.

—Yo creo que es una tontería ¿a qué se refiere con sopa, carne y pastel? — cuestionó Veruca.

—Pues es exactamente a lo que sabe, es asombroso, se puede sentir la comida pasar por tu garganta hasta el estómago, y se saborea perfectamente, llenan a uno, les satisface, es realmente mágico.

—Es imposible — refutó la misma que preguntó.

—No es imposible si ya lo estas viendo— volvió a defender Ribbeca, estaba disfrutando mucho su paseo pero los niños la sacaban de quicio, es tan difícil de complacerlos que quiso que fueran como Charlie que hacía preguntas lógicas, un buen niño.

—Siempre que sea chicle y lo pueda masticar es para mi— rápidamente se quitó el chicle que ya traía y lo puso detrás de su oreja derecha.

—Yo te aconsejo que no lo hagas porque hay dos cosas que… — intentaba advertir con tranquilidad el señor Wonka.

—Yo tengo el récord mundial en mascar chicle, no le tengo miedo a nada— con mucha desesperación se metió el otro chicle que tomó de la enorme máquina, a la boca y comenzó a mascarlo, dejando a Wonka con las palabras en la boca.

Willy solo pudo mirar, advertida estaba.

—¿Qué tal está hija? — preguntó su madre.

—¡Estupendo! — gritó.