Caramelos Escondidos [WillyWonkaxOC]

Décimo Octavo

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Al final, estaba tan cansada y tomando en cuenta que al día siguiente iría con Wonka a recorrer la fábrica, prefirió por sobre mucho quedarse dormida.

De momento no pensaría en eso, pero sabía que era casi imposible sabiendo que tan insistente era aquel señor Wonka asi que haría lo que le saliera en su momento.

Su descanso fue casi perfecto sino fuera por que un par de personas que estaban cómodamente instaladas en la parte de abajo hablando como si no se hubieran visto en años.

La joven castaña abrió los ojos como pudo y miro hacia abajo pudiendo notar a Willy y a su madre cómodamente sentados en el comedor fue entonces como pudo darse cuenta que realmente ni se conocían, tal vez tenían mucho de qué hablar y a Ribbeca no le afectaba el hecho sino fuera por que reacciono y es que:

“Wonka ya está aquí”

La cita que tenían por la mañana era con ella, pero ¿no la quería despertar?

Se levanto de la cama de golpe, llamando la atención de los antes mencionados. Ella al haberse levantado tan rápido se mareo y termino nuevamente tumbada en su cama

—¿Estas bien? — dijo Wonka con angustia y levantándose rápidamente de donde estaba.

—Todo bien— gritó para que la escuchara.

—Está bien, ¿Por qué no bajas a desayunar? Tu mamá tiene todo listo, no te apresures por favor.

—¿De cuándo acá se volvió tan comprensible? — susurro para ella misma, levantándose nuevamente de la cama para que pudiera bajar y hacer justamente lo que le habían dicho.

Una vez abajo y sin importarle demasiado que realmente aquel que le gustaba tanto la estuviera viendo recién levantada, dio los buenos días y se sentó a comer, los abuelos estaban dormidos a esa hora también asi que no los molesto.  

—¿descansaste, Ribbeca? — preguntó Willy sentándose donde estaba antes.

—Por suerte creo que sí, me desperté un poco cuando Charlie se fue, pero me gano mas el sueño que tenía— dio el primer bocado a sud desayuno.

—Me alegra saberlo— sonrió. 

El desayuno transcurrió sin más obstrucciones, Ribbeca comió en paz aun con la mirada de Wonka que frecuentaba la suya.

—tire a cambiarme el pijama ¿ok? — avisó a su fulminante acompañante.

—de acuerdo, ¿es todo verdad? Para esperarte fuera.