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La pregunta fue tan golpeada que Wonka abrió los ojos en susto.
—¿Hijos? — preguntó tontamente
—Si, digo, no sé si te has dado cuenta, pero no nos estamos cuidando como para que algo no nos sorprenda ¿sabes?
Él se había puesto tenso y ella buscaba la manera en la que se le quitara, pero no parecía funcionar
—Y-ya, lo sé, soy consciente de ello.
—¿No quieres uno?
—No estoy seguro eso, Ribbeca.
Una simple respuesta que le vacío el corazón a la pecosa Se sentó en la cama mirándolo, pero él no la miraba a ella.
—Si yo quisiera hijos no hubiera buscado un niño heredero ni hubiera hecho lo de los boletos dorados, ni los hubiera invitado a mi fabrica, más bien habría ido en busca de una mujer. Es verdad que tu no estabas en mis planes, no contaba con que encontraría a una chica que me hiciera tan feliz, pero creo que es cierto que jamás te mencione que no quería hijos y lamento no habértelo dicho antes.
—Es demasiado importante como para que lo lamentes como si nada, Willy, si el problema es la edad, por una cana que te sale cada año no es como que ya no tengas esa capacidad— decía Ribbeca un poco alterada
—Es justo que te enojes yo tampoco pregunte nunca si tu querías una familia, pero por lo menos mi razón no es por la edad, te voy a explicar por qué lo mereces
Aunque la respuesta la había dejado más que clara para la chica a su lado quien si siquiera el notarlo le rodo una lagrima por su mejilla
—Tú sabes que mi familia o por lo menos mi padre siempre me limito y gracias a eso tuve que recorrer mi camino yo solo y como antes mencione, el éxito que tengo es por mí mismo, no tenía a nadie que me dijera lo que tenía que hacer ni que tenía que dejarlo de hacer, si me preguntas a mí que sería tener un hijo no es más que ponerle más atención y dedicación a ese niño y a su crianza y si tiene una madre también necesaria ponerle atención a ella entre los cambios que se tiene y eso para mí ya es un limitante bastante más fuerte por que no es algo de lo que me pueda librar o simplemente huir— suspiró. Cada palabra que decía era una apuñalada más a Ribbeca, ni si quiera fue solo al corazón sino a su existencia misma y ya no era solo de ella.
—No podría hacer lo que me gusta hacer y cuidar de una familia al mismo tiempo, si me enfoco más en cuidar a ese niño, la fábrica se vendría abajo y aunque el caso ahora es diferente me sentiría enjaulado, limitado y en caso de que dejara de lado a mi hijo, no me gustaría que tuviera siempre eso de que su padre lo ignoro.