Caramelos Escondidos [WillyWonkaxOC]

Trigésimo Primero

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La angustia reprimía en especial a tres personas en esas fechas.

Ribbeca por fortuna no se había topado a Wonka, sin embargo, estaba llegando el día en que presentaría a su niña y esta tendría que ir directamente a la fábrica. Si lo encontraba justamente con ella es por su racha de mala suerte.

Wonka por su lado se frustraba de saber que en ningún momento ella ha ido a darle la cara y explicarle que fue lo que sucedió, tenia con la duda a todos del por que se había ido, pero por lo menos a su familia la fue a ver, por el ni si quiera había preguntado y no sabia ni como sentirse.

Anthony entonces, estaba angustiado por que tenia miedo de que en algún momento le pelearan a Whitney, aun cuando solo son tío y sobrina, no verla le causa mucho temor. Peor si se trataba de ser arrebatada por el hombre que desde el principio expreso su negación por los bebés.

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—Entonces todo esta bien, Whitney, ya te expliqué a quienes vamos a ver, se linda y no los hagas enojar, son gente mayor.

La niña quien tenia un color rojizo en sus mejillas solo asintió con firmeza.

—Pórtate bien, princesa caramelo, tu tío te estará esperando en casa— dijo Anthony con un poco de tristeza.

Pues la niña estaba a punto de entrar a la fabrica de su papá, aunque bien no lo sabía, el sí y le aterraba.

Ella le dio un abrazo de consolación al notar la mirada triste de este.

Los tres habían conseguido una casa, se establecieron en ella mientras Anthony nuevamente pagaba el primer alquiler.

Ribbeca recibió dinero de parte de su hermano que por la comodidad de Whitney no rechazaba.

Charlie había abierto la puerta nuevamente, invitando a entrar a las dos.

—Hola de nuevo, princesa caramelo— dijo Charlie abrazando a su sobrina con euforia.

El había estado yendo a verla desde que la conoció, aunque eran ratos realmente cortos ya que su tiempo era de verdad limitado.

Charlie llevaba a la niña de la mano caminando por los pasillos, el recinto no estaba lejos, ella podría soportarlo.

Al entrar, parecía que Whitney había entrado al país de las maravillas. No más bien, se sentía en su propio reino de caramelo, fue un sueño hecho realidad.

—¿Te gusta? — preguntó su mamá notando el brillo de sus ojos violetas.

—¿es lindo verdad? Nosotros vivimos por allá— Charlie señalo la casita, acto que le quito la sonrisa a la niña.

¿y el palacio?

Los tres se dirigieron a la casita, Charlie entro primero anunciando que habían llegado.