Décimo

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El frio que durante todo el invierno la había estado congelando día y noche no se sentía, el hambre que casi toda su vida sintió, tampoco, se desvaneció y fue gracias al calor de la fábrica y al gran cucharón de chocolate que se había tomado aunque no fuera una “comida” como tal ni sana, realmente la satisfacía, Y estaba segura que Charlie se sentía igual.

Ojalá fuera algo que Charlie sintiera diario y no solo un día

—¿Recuerda el primer dulce que comió? — Pregunto Charlie entre tantos murmullos del trio de niños.

Una pregunta que, por supuesto Wonka se detuvo a pensar, pero al que preguntó le dijo que no.

Ese momento que Wonka estaba perdido en sus pensamientos como hace un rato, Ribbe aprovecho para acercarse y no precisamente por estar cerca del mayor sino porque su hermano se soltó y le daba miedo que se perdiera.

Ribbeca le tocó el hombro con suavidad.

—Perdonen, estaba recordando el pasado— se disculpó con la mirada aun perdida. 

—Si, se notó— afirmó el señor Salt tomando de los hombros a su hija y alejándola de aquel hombre de sombrero.

—¿Eso le pasa muy seguido? — pregunto con disgusto el señor Teve.

—El día de hoy, creo que si— dijo muy a su pesar y continúo con el camino.

En su camino se encontraron con salas de nombres un tanto extraños.

Helados calientes para días fríos.

Vacas que dan leche con chocolate.

Bebidas gaseosas que levantan

Caramelos que se esconden.

Entre muchos otros más, pero la que seguía era la sala de clasificación de nueces.

El señor Salt expresó sorpresa y sabiduría en un solo sonido— esto me es muy familiar, yo también trabajo con nueces, señor Wonka— dicho esto saco una de sus tarjetas de presentación de su saco y se la dio a Wonka pero este ni si quiera se molestó en mirarla y la aventó directamente para atrás, a excepción del señor Salt, todos vieron como la tarjeta cayo al piso — ¿usa usted el súper pelador clase cuatro mil?

Wonka lo miró con ironía —No — se rio— usted es gracioso.

El señor Salt no tenia idea de que había dicho para que al señor Wonka le pareciera gracioso. Y nadie sabía de hecho, pero con las sorpresas que ya les había dado la fábrica no se les haría raro que tuviera algo igual dentro de la sala de nueces.

Wonka se adelantó para abrir la puerta redonda y al estar todos dentro se quedaron parados en un tipo balcón que daba para una sala redonda llena de ardillas, todos las miraban sin un interés especial, pero Veruca Salt si les tenía un interés sinigual.

Caramelos Escondidos [WillyWonkaxOC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora