Vigésimo

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Visitar la fabrica a grandes rasgos había sido una experiencia única para Ribbeca, tan maravilloso que se quedaría como un recuerdo exclusivo. Había disfrutado tanto el paseo como la compañía de Willy y las conversaciones que sin esfuerzo salían entre los dos

—De verdad me encanta— decía Ribbeca con emoción— no puede haber algo mas fascinante y precioso como lo es tu fabrica.

Ambos estaban en una parte del recinto, hasta ahora era su lugar favorito para estar, pero lo suficientemente alejados de la casita y caminando lentamente para disfrutar igualmente el paisaje.

—Yo puedo decir que si existe algo mas precioso que la misma fabrica— saco sin aviso mirándola, pero ella estaba completamente distraída en unas tiras que salían de un "árbol" que estaba cerca de ellos.

—¿Qué es esto? — cuestionó mirando aquel objeto con duda, misterio e inocencia, acto que provoco la sonrisa sincera de Wonka.

—Es barba de dragón— Willy tomo un poco de esta y acomodo en una bolita y posteriormente se la dio.

Ribbeca la tomo con confusión.

—No tiene un sabor muy extraordinario, es un dulce chino que se basa solo en hebras de azúcar, pruébala.

—Bueno— dicho esto se la metió a la boca, la sensación era como de un algodón de azúcar que se disolvía tan pronto tocaba su boca— no sabe mal, es rico, pero es cierto que es pura azúcar— sonrió.

—Te lo dije, la verdad es que no se que hacen aquí.

—Buena pregunta.

Ambos rieron entonces Wonka vio el reloj que traía en su muñeca.

—Aquí no se ve que hora es y supongo que no traes algo con que verla ¿no?

—No— respondió sin más.

—Es tarde ya, es mejor que vayamos a comer algo, no quiero que te malpases.

—Esta bien pero antes.

Ribbeca sin aviso previo se lanzo a los brazos del hombre en un abrazo que desde luego a él le había sorprendido, pero enseguida se lo respondió, ese abrazo había sido de entre los más sinceros que había recibido Ribbeca y Willy Wonka a pesar de estar encerrado media vida.

Lo sintieron.

—Gracias por dejarnos quedar aquí, por tratarnos tan bien y por mostrarme tu fabrica— apretó un poco más.

—Gracias a ustedes por recibirme en su familia a pesar de mis acciones al principio.

Ribbeca se separo de el y quedaron cara a cara sin despegarse del abrazo, ella miraba sus ojos violetas y aunque el color le parecía de verdad extraño era de las cosas que le gustaba apreciar.

Caramelos Escondidos [WillyWonkaxOC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora