Décimo Quinto

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El tipo del periódico se dio cuenta del silencio de los hermanos así que carraspeo la garganta y se dispuso a hablar

—Que lastima lo de ese chocolatero: Wendell o Walter— habló con la voz forzada.

—Willy Wonka— Corrigió Ribbeca levantándose de donde estaba.

—Si, ese— afirmó el sujeto que aún no se quitaba el periódico de la cara.

Ribbi se acercó a su hermano no sin antes mirar de manera sospechosa al periódico— Tengo que irme, Charlie— se agachó hasta donde estaba y le dio un suave beso en la mejilla — por favor, cuídate, vendré mas tarde a buscarte.

—Esta bien, ve con cuidado— sonrió cabizbajo el niño.

Sabía perfectamente que, para su hermana, siquiera nombrar al chocolatero la hacía ya sentirse mal así que entendió totalmente su razón de dejarlo solo y rogaba por que no se haya dado cuenta de quien era en realidad el tipo que no dejaba de fingir la voz.

                            ⁠♡

Dado a que era su día libre y que se había ido del lugar donde normalmente está en sus días libres, no tuvo mas remedio que ir a su casa.

Su madre y sus abuelos estaban ahí como siempre, su madre haciendo la comida, esta vez no era mas sopa de repollo; sus abuelos dormitaban a lado del fuego, menos la abuela Georgina, que gracias a Ribbe, había dejado de tejer y destejer el mismo hilo y pudo dejar sus obras en su forma que había elegido de primera.

—He vuelto— avisó ella.

—Hola, hija ¿todo bien? Has vuelto más temprano.

—Bueno, sí, solo tenía frio y mejor me regresé— saludó a su abuela y se sentó en la silla frente a la fogata.

Tenia frio y como su salario iba destinado a todo menos a su ropa, tenia exactamente la misma, aunque tuvo que dejar su mejor saquito en la fábrica.

—Me estoy haciendo vieja, mami— lloriqueaba— me duele la rodilla y tengo un frio inmenso.

—Oh, eres tan joven, no hagas dramas Ribbeca. — se reía de ella.

—Yo insisto que te da frio por ese cabello tan corto que traes — reñía la abuela Georgina

El cabello de Ribbeca desde hace ya varios años se lo había cortado al hombro y como su madre ni su padre le heredaron sus chinos completamente, su cabello solo se esponjaba.  La abuela Georgi estaba en contra de los cortes de cabello, a ella y a la señora Bucket siempre les reclamaba ese hecho.

—No, abuela, le juro que no es por eso, es porque estoy envejeciendo más rápido que todos los demás— seguía lloriqueando— hasta mi mamá se ve mas joven.

—Para nada— insistía su madre— eres hermosísima, mira tus lindos ojos, verdes de no se donde los has sacado, tu cabello es naturalmente casi rubio, tus labios tan rositas— admiraba esta.

—Mami, mi cabello es castaño, castaño claro — corregía.

—Si bueno, el punto es que tienes facciones preciosas y ni se diga de tu personalidad, es que siempre he dicho que mis hijos han sacado lo mejor de nosotros— sonreía orgullosa.

Caramelos Escondidos [WillyWonkaxOC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora